Vicente Fox fue, sobre todo, parco. En su muy peculiar estilo, el Mandatario anunció así a los mexicanos de otro movimiento en su gabinete: “¡Hola, qué tal, amigas y amigos! Quiero hacer de su conocimiento que el doctor Alejandro Gertz Manero ha llegado a su edad de jubilación y ha decidido retirarse de su responsabilidad como Secretario de Seguridad Pública, para regresar a sus actividades académicas. Reconozco en Alejandro su capacidad y su compromiso con el cambio democrático de México. Le agradezco mucho su trabajo y su tarea al frente de esta Secretaría. He decidido nombrar como Secretario de Seguridad al licenciado Ramón Martín Huerta, quien se venía desempeñando como Subsecretario de Gobierno en la Secretaría de Gobernación”.
Minutos después de este singular anuncio, inédito en la vida política del país, ya que nunca antes un Secretario de Estado había solicitado su jubilación, el propio Gertz Manero dio la cara para intentar frenar la oleada de especulaciones. Dijo que tramitó su jubilación al considerar que ha cumplido un ciclo en el que consideró “que la tarea que se me encomendó, la cumplí razonablemente bien”. Aclaró que no presentó una renuncia y que solicitó al presidente Fox su autorización para jubilarse para regresar a la vida académica, “pues creo tengo derecho a mi vida personal, a regresar a ella”.
Rechazó las versiones que hablan de diferencias con el Ejecutivo federal o posibles irregularidades en el manejo de los recursos de la SSP federal, pues aseguró que se han rendido cuentas transparentes “y el que nada debe, nada teme”.
Sin embargo, cabe destacar que la renuncia y/o jubilación de Gertz Manero se suma al cada vez más nutrido grupo de funcionarios de primer nivel que de una forma u otra dejan el barco a media travesía.
Jorge Castañeda dimitió a la Secretaría de Relaciones Exteriores el diez de enero 2003; Leticia Navarro renunció a la Secretaría de Turismo el 28 julio de 2003 y Felipe Calderón dejó el cargo de secretario de Energía el 31 de mayo de 2004. Hay que agregar esa carta-bomba con la que Alfonso Durazo Montaño, dimitió como secretario particular del Presidente y encargado de la Coordinación de Comunicación Social de la Presidencia el cinco de julio de 2004; Laura Valdés de Rojas, renunció a la Lotería Nacional el 13 de julio de 2004 y ahora Don Alejandro.
Parece que en el buque del cambio, con Don Vicente al timón, las cosas no marchan del todo bien.