El santuario del Cristo de las Noas es patrimonio espiritual y material de la comunidad, por tratarse de una obra realizada en virtud de la solidaridad de muchas personas, en su modalidad de fieles de un determinado credo religioso. Su importancia rebasa los límites de nuestra ciudad y región y las fronteras de lo confesional, para convertirse en símbolo y espacio de contemplación y convivencia social.
Su actual Rector tuvo el mérito de convocar y dirigir la obra desde el proyecto hasta su construcción en el estado en que actualmente se encuentra, mediante el ejercicio de un liderazgo que es de reconocerse. Sin embargo, como en toda obra religiosa y en específico cristiana, la causa rebasa al autor material, en aras de una convicción que trasciende al sujeto humano que actúa como mero instrumento de la divinidad.
Lo anterior en relación a la reciente visita a nuestra ciudad de Roberto Madrazo, líder nacional del Partido Revolucionario Institucional. El dirigente declaró en rueda de prensa que vino en razón de dicho cargo partidista a una reunión con la iniciativa privada, lo que no corresponde a la bienvenida que le prodigó en forma publicitaria, el Rector del Santuario con tal carácter determinado y explícito.
La mezcla de política partidista y religión resulta inconveniente por razones históricas y en virtud de la naturaleza misma de las cosas. Es una lástima que el avance que implica el reconocimiento de los derechos cívicos de sacerdotes y religiosos en México, derive en actos como el que nos ocupa en el que los hombres de Dios y las cosas del culto, se revuelven con los intereses de los partidos.