La modernización del transporte colectivo de la ciudad de Torreón ha sido durante muchos años una asignatura pendiente.
Las fuertes emanaciones de humo, los cristales rotos, las carrocerías semidestruidas, la falta de educación vial y el mal trato por parte de los choferes, entre otras, son situaciones que los usuarios de este servicio y la ciudadanía en general han tenido que soportar todos los días al trasladarse de un lugar a otro.
Frente al problema, muchas administraciones municipales han llegado y prometido una modernización completa y han presentado proyectos para llevarla a cabo. Pero la incapacidad de los responsables, en algunas ocasiones, y la resistencia del gremio transportista, el llamado “pulpo camionero”, ha hecho que todas esos planes queden en meras promesas.
Debido a lo anterior, el escepticismo de la población se ha acrecentado, justificadamente, y cada vez que un nuevo Gobierno Municipal habla del tema, las palabras modernización y reestructuración rebotan sin significado en el oído de la mayoría.
El Ayuntamiento que hoy preside Guillermo Anaya Llamas, se presenta ante la oportunidad de concretar un proyecto cada vez más urgente y vital para el buen funcionamiento económico y social de la ciudad. La Comisión de Transporte presenta hoy, en sesión de Cabildo, el Proyecto Integral de Modernización del Transporte Urbano llamado Tran-Siglo, para someterlo a votación.
De aprobarse, la actual administración tendrá un año para ejecutarlo o, al menos, sentar las bases para su desarrollo. No obstante, el riesgo de fracaso es latente, ya que la Presidencia no ha logrado convencer a los concesionarios del servicio, quienes, por su parte, se sienten relegados en la toma de decisiones de un asunto que les atañe.
Toca esperar si por fin las promesas dejan de ser sólo eso y se convierten en realidades. De no ser así, la incredulidad ciudadana frente a la solución del tan añejo problema del transporte seguirá creciendo, al igual que las molestias por el pésimo servicio que ofrecen actualmente los autobuses.
