Llama la atención que los diputados sin inmutarse acepten la imagen de corruptos. Un reporte publicado en París menciona que las instituciones más corruptas en el mundo son los partidos políticos.
De cinco puntos como la escala más alta, los mexicanos otorgaron a los cuerpos policiacos y a los políticos 4.5 puntos. En la misma investigación seis de cada diez mexicanos expresaron su preocupación por el impacto de la corrupción en la vida política del país.
Ante estos resultados los diputados y senadores dicen aceptar la percepción ciudadana, incluso algunos declararon que esa imagen “se la han ganado a pulso”. Afirmación que la población no sabe si identificar como un acto de honestidad o de cinismo.
Manuel Camacho Solís culpa de esta calificación a los medios de comunicación. Deporte que Vicente Fox institucionalizó, nadie acepta la crítica y por ende es más fácil culpar a los periodistas. Como si los famosos videoescándalos hubieran sido producidos por una televisora.
Más allá de las reacciones, es por demás preocupante que ningún actor político haga un pronunciamiento severo, un compromiso para cambiar esta realidad. Por el contrario los diputados se preparan para celebrar la Navidad con un bono de 253 mil 828 pesos para cada uno de ellos.
La recompensación económica está distribuida de la siguiente manera: 85 mil 557 de aguinaldo, 19 mil 688 por concepto de Asistencia Legislativa, 24 mil 415 de Atención Ciudadana, 64 mil 168 de su dieta mensual y un bono especial de 60 mil pesos.
Para la mayoría de los ciudadanos este bono es injusto, sobre todo cuando en el presente año los diputados han dedicado más su tiempo a tomar tribunas, a pelearse con el Ejecutivo, que a legislar. Menos meritorio hace esta recompensa el nivel de corrupción que se publica a nivel internacional de nuestra clase política.
La calificación nos obliga como sociedad civil a elegir mejor a nuestros representantes y exigir más de ellos, porque finalmente somos corresponsables de los altos niveles de corrupción que se viven en México.