Aún no se apaga la efervescencia de la jornada electoral realizada en tres estados del país y sin embargo se desprenden ya reflexiones de las votaciones realizadas ayer en Baja California, Aguascalientes y Oaxaca. La primera de ellas es la necesidad de cuentas claras.
Por los antecedentes de tensión, descalificaciones mutuas y estallidos de violencia que costaron la vida al menos a dos personas, el más observado de los procesos fue el de Oaxaca. Allí, la ciudadanía debía elegir al sucesor del polémico gobernador actual, José Murat, además de renovar las 25 diputaciones del Congreso local.
Ya que los ojos del país estaban en esa entidad, cabía esperar de las autoridades una conducción transparente y un eficiente flujo de información una vez cerradas las casillas. Sin embargo, no fue así: antes del mediodía, observadores electorales ya se quejaban de que habían perdido comunicación telefónica con algunas casillas hasta por tres horas.
Poco tiempo después de cerradas las votaciones, los dos candidatos principales cantaban su respectivo triunfo. Gabino Cué, candidato de la Alianza Todos Somos Oaxaca (PAN, PRD y Convergencia), afirmaba tener tres puntos porcentuales más que a Ulises Ruiz, candidato de la Alianza Nueva Fuerza Oaxaqueña, (PRI, PVEM y PT). Ruiz lo desmentía y aseguraba llevar una ventaja aún mayor.
Este contrapunto de declaraciones es usual en las contiendas y no significaría mucho, de no ser por una falla la-mentable: pasadas las diez y media de la noche no había disponibles datos oficiales. La página del Instituto Estatal Electoral mostraba sólo ceros. Ante esta situación, los secretarios generales del PRD y del PAN, Carlos Navarrete y Manuel Espino, exigieron una explicación de por qué el PREP no proporcionaba avances del conteo.
A las once de la noche, el conteo confirmaba el virtual empate, con poco más de dos puntos a favor de Gabino Cué. Sin embargo, en los primeros minutos de hoy, la tendencia era aún más cerrada. Se augura un panorama difícil que pudiera derivar en nuevos escenarios de violencia. En medio de un ambiente tenso y ante una sociedad que exige cada vez más cuentas claras, vacíos de información como el de ayer en Oaxaca no pueden generar sino problemas.