El asueto que corresponde a este día y que desde el jueves han hecho del presente un largo fin de semana, obliga a las autoridades a montar operativos de seguridad y a los ciudadanos el extremar precauciones. Sea en ocasión de la concurrencia a los centros de celebración religiosa o el paseo vacacional a los parajes campestres de nuestra región, el mayor tránsito de vehículos y el fenómeno de aglomeración de personas son factores que elevan los riesgos a que estamos expuestos.
Por ello quienes tienen a su cargo la organización de eventos sociales o familiares, son responsables del cuidado y vigilancia de las personas que por cualquier causa convoquen, sin perjuicio de las labores que desarrollan los cuerpos policíacos y de protección civil. Lo anterior porque en términos de una sociedad adulta, no es posible dejar todo el peso de dicho cuidado a las autoridades dada la naturaleza de la vida en comunidad.
Las recomendaciones en el sentido de que quienes conduzcan vehículos deben abstenerse de ingerir alcohol y la moderación a este respecto, es norma para todos. El circular con precaución y a la velocidad permitida, el evitar introducirse al río o a los canales a nadar, el no perder de vista a los niños, etcétera, son recomendaciones pertinentes que vale la pena refrendar, pese a lo trillado que pudieran parecer.
El reportar un saldo blanco al final de la semana que se traduzca en un feliz retorno para todos, es una prioridad que debe permanecer en nuestros planes. Debemos tener presente que el descanso del cuerpo y la recreación del espíritu en estos días, es una oportunidad para fortalecer lazos familiares y de amistad y desde luego, para cargar la energía necesaria para acometer el trabajo cotidiano a partir del lunes próximo.