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Nueva televisión/Jaque Mate

Sergio Sarmiento

“Yo no tengo el poder. El poder lo tiene el televidente que prende, apaga o le cambia de canal al televisor”.

Emilio Azcárraga Jean

Los Ángeles, California, EUA.- La gente común y corriente pasa más tiempo viendo televisión que en cualquier otra actividad fuera de trabajar (o estudiar) y dormir. Los promedios son impresionantes. Entre cuatro y seis horas diarias se emplean en esta actividad dependiendo del país. Pero la tecnología le está dando al televidente cada vez más poder de decidir lo que va a ver.

Esto me quedó claro durante la reunión anual de la Asociación de Televisoras de Norteamérica (NABA) que se llevó a cabo en estos últimos días en Los Ángeles. Los cambios tecnológicos que están teniendo lugar son realmente muy diversos. Por una parte está aumentando el uso de pantallas digitales de grandes dimensiones para reemplazar a espectáculos en vivo y se están introduciendo servicios para ver televisión en teléfonos celulares y agendas electrónicas. Pero la tendencia de cambio más profunda es el empleo del Internet para la distribución de televisión.

El equipo de básquetbol de los Lakers de Los Ángeles ha podido en los últimos años llenar su estadio Staples cuando no tiene partidos de casa con transmisiones en pantalla digital de encuentros en otras ciudades. La empresa de exhibición de películas Regal CineMedia ha logrado también llenar sus cines con conciertos de rock en distribución digital. En Atenas, Grecia, se han hecho planes para transmitir distintas competencias de los próximos Juegos Olímpicos en pantallas digitales gigantes que permitirán compartir la experiencia olímpica a quienes no han podido adquirir entradas.

Con la alta resolución y el sonido de las nuevas pantallas gigantescas, la gente está dispuesta a pagar dinero por experiencias colectivas que antes tenían lugar solamente en vivo. Pero si las grandes pantallas han permitido una sorprendente colectivización del acto de ver televisión, las nuevas tecnologías permiten también una individualización de la experiencia. Para quien puede pagar, las opciones de televisión se vuelven cada vez más abundantes y diversas. Lejos han quedado los tiempos en que había sólo unos cuantos canales de televisión abierta.

La distribución por cable y por satélite, que ya es una realidad cotidiana en buena parte del mundo, incluso en México, ha multiplicado el número de canales. Esta individualización aumentará como consecuencia del Internet. El “protocolo de Internet” está teniendo ya un papel importante en la televisión, aun cuando el público no lo note. La transmisión del Super Bowl de este año, por ejemplo, fue transportada por Internet hasta su punto de distribución final. Más evidente es el efecto del almacenamiento digital de imágenes y audio. Desde hace tiempo está disponible en Estados Unidos el TiVo, un dispositivo digital que permite al televidente guardar hasta 80 horas de programación en un disco duro. De esta manera el usuario puede ver sus programas favoritos a la hora en que lo desea y, si quiere, saltándose los comerciales. Al contrario de las videograbadoras tradicionales, que eran utilizadas principalmente como reproductoras de películas pregrabadas, la facilidad de uso del TiVo permite su empleo para diferir los programas de televisión.

El Internet ofrece todavía mayores opciones de libertad. Con el advenimiento de la banda ancha es hoy posible ver imágenes de audio y de video de razonable calidad desde una computadora en el momento y desde el lugar en que uno lo decida. En el momento de escribir este artículo, por ejemplo, estoy escuchando en vivo desde Los Ángeles la transmisión del programa de radio mexicano “Monitor” de José Gutiérrez Vivó con el audio de la investigación de Juan Jesús Aznárez de El País sobre la corrupción de Jorge Emilio González, el presidente del Partido Verde mexicano. En un momento más podré ver el video de esa misma investigación almacenado por el periódico Reforma en su sitio de Internet.

La tecnología mejora con rapidez. Empresas como Movielink ofrecen ya películas para descarga directa del Internet. Y algunos grupos de piratas están colocando en la red programas de televisión antes, incluso, de su transmisión pública. En esto hay retos y oportunidades para todos. El poder de las grandes empresas de televisión ha dependido siempre de su capacidad para decidir lo que va a ver la gente. Las nuevas tecnologías, sin embargo, le están transfiriendo este poder de decisión al usuario.

Niño Verde

Pide dos millones de dólares para impulsar desde el Partido Verde un proyecto contaminante en Quintana Roo. Si las cosas no salen bien, no te preocupes: siempre le puedes echar la culpa a la Secretaría de Gobernación y a la Presidencia de la República.

Correo electrónico:

sergiosarmiento@todito.com

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