Entre los riesgos que corren es el de volverse adictos o alcohólicos.
EL SIGLO DE TORREÓN
GÓMEZ PALACIO, DGO.- Sólo dejaron las calles momentáneamente. Ahora que el frío ya no cala tanto y las lluvias pasaron, vuelven adueñarse de los cruceros de Gómez Palacio. Otra vez los niños la hacen de limpiadores de cristales o de vendedores para ganarse unas monedas.
Para María de la Luz Flores Hernández, coordinadora del Programa de Atención a Menores y Adolescentes en Riesgo (Pamar), el incremento de niños trabajadores en los cruceros de la ciudad tiene una explicación: en los días fríos y lluviosos desaparecen de las calles para regresar cuando el clima está templado.
“No son más menores, lo que pasa es que debido al frío y a la época decembrina disminuyó mucho el número de niños que trabajan en las calles y ahora que ha mejorado el clima regresaron, eso es lo que está pasando”.
Según la coordinadora de Pamar es difícil contar con una estadística real del número de menores que trabajan en las calles de Gómez Palacio porque acostumbran cambiar de cruceros de manera constante.
El personal de la Casa del Niño acude a los cruceros para tratar de hablar con los menores y convencerlos de continuar sus estudios. También los cuestionan sobre su familia y los motivos que tienen para trabajar a temprana edad.
“Nos interesa saber por qué un menor está en un crucero en lugar del seno familiar o en una escuela, por qué se siente obligado a ganarse la vida de esa manera, eso es muy importante conocerlo”.
Los niños trabajadores suelen tener fuertes problemas familiares y económicos, en algunos casos son hijos de madres solteras o padres separados. Y los menores siempre corren el riesgo de volverse adictos o alcohólicos.
En la Casa del Niño tampoco llevan un control de los menores que se han rescatado de las calles. “Es muy difícil, porque hay niños que creemos que ya están bien y no es verdad, pues vuelven a los cruceros, regresan a lo mismo, para nosotros es complicado tener estadísticas por el tipo de menores con los que trabajamos”.
Para rescatar a los niños es primordial ganarse su confianza, pues cuando los trabajadores sociales de la Casa del Niño tratan de acercarse a ellos los reciben con miedo, incluso se muestran hostiles.
“Piensan que nosotros los queremos correr de las calles pero no es verdad, nuestro objetivo es rescatarlos para ofrecerles escuela y la oportunidad de reintegrarse a su familia”.
María de la Luz Flores Hernández asegura que los menores procedentes de Torreón para trabajar en las calles de Gómez Palacio han disminuido. “Hicimos conciencia en ellos para que se retiraran, que buscaran otras oportunidades y afortunadamente tuvimos buena respuesta”.