El anuncio del alcalde, Guillermo Anaya, en el sentido de que este año se hará una inversión de 380 millones de pesos en obra pública que no tiene precedentes en nuestra ciudad, es recibido con cautela. De acuerdo a las declaraciones están en proceso de licitación las obras correspondientes a la remodelación del mercado Alianza, así como la construcción de un nuevo mercado aledaño y del Pabellón Hidalgo.
A los esfuerzos del rescate del Centro Histórico de la ciudad, que las obras referidas implican, se suma la remodelación del bulevar Diagonal Reforma, mediante la eliminación de los camellones laterales y la construcción de uno central. Como se observa, los ofrecimientos del Alcalde son ambiciosos y de concretarse reducirán el rezago que afecta a Torreón en el renglón de obra pública.
Las expectativas actuales y los logros del año pasado en obras de vialidad, son en parte fruto de la competencia política y la cohabitación de diversos partidos en los distintos niveles de gobierno, cuando es asumida positivamente. Sin embargo no todo es miel sobre hojuelas; preocupa que el equipo de Anaya Llamas no haya mostrado suficiente solidez en las aún inconclusas obras del bulevar Independencia.
Las ambiciosas metas del presente año trazadas y por emprender en forma tardía después de concluido el primer trimestre, plantean un reto de integración del que depende el éxito de la actual administración o el fracaso de sus propósitos. El Alcalde debe cerrar filas con sus colaboradores y los eventuales contratistas de las obras, lo que pone a prueba su capacidad de convocatoria y organización para realizar objetivos.
