Desintegración familiar es la causa directa de que los COOMI sean insuficiente para los nóveles infractores
Jorge ingresó desde los 12 años al Centro de Orientación y Observación para Menores Infractores (COOMI), reincidió en cinco ocasiones posteriores y la última, por su edad, lo trasladó al Centro de Readaptación Social (Cereso), número 1.
Como él, muchos otros niños podrían correr la misma suerte si Durango no actualiza su marco legislativo y convierte la actual Ley de Consejos Tutelares a una Ley Garantista, como la que funciona ya en diez estados de la República.
Para Patricia Fuentes Castro, directora del COOMI, la actual legislación que crea los Consejos Tutelares en Durango ya es obsoleta, pues con una Ley Garantista puede sujetarse únicamente el proceso legal que atañe la infracción que ha cometido un menor. Aunque habría varias discrepancias ante las tradiciones y moral duranguense, la entrevistada confiesa que habría una marcada polémica, pero sujeta a las condiciones limitadas de las costumbres de la sociedad local.
Ya por lo menos diez estados de la República, entre los que están Aguascalientes, Sinaloa, Zacatecas y Chihuahua, funcionan con una Ley Garantista y la actual legislación en Durango de Consejos Tutelares no se encuentra en consonancia con los tratados internacionales sobre el tema.
Ya el COOMI a través de su Dirección realizó un bosquejo de una Ley Garantista, pero no se logró aterrizar, por lo que será uno de los retos que deberá atender la nueva administración estatal.
Fuentes Castro considera que una institución garantista puede dedicarse única y exclusivamente a tratar al menor sobre la infracción que cometió y no a tratar al menor en sí mismo, pues consideró que hay suficientes instituciones dedicadas a la rehabilitación, a la prevención y orientación que pueden realizar esta tarea social, pero hace falta una real coordinación entre ellas y el Estado para que funcione.
Entre aquellas se encuentran los Centros de Integración Juvenil (CIJ), el DIF Estatal y los municipales, así como la Procuraduría de la Defensa del Menor, la Mujer y la Familia, escuelas de Psicología, Trabajo Social, etcétera.
En general instituciones que pueden mejorar la concepción del menor ante su experiencia de vida y a mejorar a la familia de la que desciende, que es uno de los principales problemas que provoca la reincidencia en las infracciones que comete el menor de edad.
La experiencia de Jorge
Hoy a sus 17 años Jorge tuvo que ser enviado al Cereso sin derecho a fianza por cometer nuevamente (ahora sí) el delito de robo en interior de casa-habitación o lugar cerrado, pues así lo manifiesta el Código Penal del Estado de Durango.
A los 16 años se tiene una edad en la que las autoridades judiciales pueden procesarlo penalmente, detenerlo y juzgarlo como un adulto. Ahora sí es un delito, mientras que en las cinco veces anteriores que reincidió, casi en su mayoría en robo en interior de casa-habitación (su talón de Aquiles), se contemplaba como una infracción, pero el tratamiento en forma aparente era distinto.
Para la trabajadora social del COOMI Eva Flores Avitia, Jorge era un menor ?vivaracho? muy atento, cooperativo y con ganas de superarse, cuando se encontraba en la rehabilitación en este Centro; sin embargo, cuando salía de este ambiente nuevamente regresaba a cometer infracciones.
El cuestionamiento fue: ¿Jorge se encontraba mejor atendido y mejor comprendido en el COOMI? La respuesta de Patricia Fuentes Castro y Eva Flores fue contundente: sí.
Sus padres viven hasta hoy separados y la familia ha sido diagnosticada como altamente disfuncional. Jorge más bien vivía con una de sus tías, mientras su madre, según le decía a él, se iba a trabajar a otro municipio, de donde se presumía se dedicaba a la prostitución. Sólo lo venía a ver los fines de semana, pero cuando estuvo en el COOMI pocas veces lo fue a visitar.
Los principales anhelos, que fácilmente manifestaba Jorge al área de Trabajo Social y al de Psicología, eran que él deseaba ver unida a su familia, a su padre y madre juntos, pero eso nunca sucedió.
El COOMI hoy realiza distintas actividades para rehabilitar a los menores. Los incluye en talleres, y si no han terminado su primaria o secundaria, les orienta para que lo hagan; mantienen actividades recreativas y cooperan entre ellos y aunque conservan terapias con las familias de los niños, muchas no acuden o no les interesan.
Aquí es donde Patricia Fuentes sustenta su dicho. Las actividades de otras instituciones de asistencia y orientación social y tratamiento familiar e individual están descoordinados con el Estado, pues cada una realiza diligencias, que en muchas ocasiones pueden, incluso, repetirse en sus funciones.
Con una Ley Garantista la atención al menor sería más específica, de acuerdo con la infracción que cometió y sería tratado a través de tribunales para menores, también de un agente del Ministerio Público, mientras otras instituciones se dedican a la rehabilitación integral y familiar.
Familias disfuncionales causan delincuencia
Las principales causas de la delincuencia juvenil se derivan de las familias disfuncionales. Generalmente en ellas existen múltiples factores que las hacen el medio menos idóneo para que un menor viva, pues puede haber violencia intrafamiliar, alcoholismo, uso de drogas, golpes y agresiones económicas, psicológicas, abuso sexual, hacinamiento, condiciones de extrema pobreza, etcétera.
Aunque el COOMI se dedique a la rehabilitación de los menores infractores, es prácticamente imposible que realice actividades de recuperación de la familia, que es donde radica el problema.
Si un menor ha sido rehabilitado, ha manifestado buena conducta y comportamiento, ha aprendido a relacionarse con sus compañeros, ha aprendido en cierto modo disciplina, ha valorado la vida y se le ha dado cariño, todos estos esfuerzos son prácticamente inútiles si el menor regresa a un ambiente insano y disfuncional en su familia.
Por más buena voluntad que pueda tener el menor en comportarse bien, la situación familiar disfuncional no le ayudará en nada. Volverá a escuchar los mismos gritos, el mismo alcoholismo, la misma violencia intrafamiliar, los mismos atropellos que pueden registrarse en contra suya.
Esta situación le desanimará y posteriormente buscará un escape, una salida, que puede ser en muchos casos sus viejas amistades, las drogas, la delincuencia y sobre todo un grupo de personas que realmente lo toma en cuenta y que suple en cierto modo el cariño o atención que no encuentra en su familia, pues ahí se identifica. En poco tiempo el joven vuelve a delinquir, de tal modo que se convierte un círculo vicioso.
El COOMI ha dado seguimiento
Aunque el COOMI ha dado seguimiento a algunas familias y a menores infractores que han salido del Centro por su buen comportamiento, no es una garantía para que nunca más vuelvan a delinquir.
Cada semana el Centro tiene la capacidad de hacer dos visitas en los hogares a menores que infringieron la ley, quienes lograron cierto nivel de recuperación; sin embargo, es común que las autoridades se encuentren con crudas realidades.
Sólo el caso de Roberto es preocupante. Hoy tiene 15 años. Ingresó también a los 12 al COOMI en alguna ocasión y hoy ya vive en unión libre con una jovencita de su edad. No trabaja y no se dedica a nada y vive a expensas de su padre.
Hasta el momento no ha delinquido, pero en forma desafortunada la vida que ha estado llevando no es productiva y es probable que en poco tiempo, si llega a tener hijos, y si las responsabilidades comiencen a cobrar sentido para él, podrá tomar decisiones distintas.
Sin estudios, Roberto no aspira a tener un buen trabajo; por lo tanto, tampoco a una buena paga y lo peor de todo es que podrá decidirse por lo más fácil para él... delinquir.
La incorrecta actitud paternalista del Estado
La rehabilitación de los menores es un tema mucho más complejo que los que se refieren a los actos penales de los adultos, según el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que publica en ?Biblioteca Virtual?.
La sociedad mexicana ha responsabilizado al Estado como el principal factor de educación, con lo que se ha asumido una actitud paternalista, sin que se haya visto que son los padres o los tutores quienes tienen la obligación de educar, orientar, alimentar y guiar a los menores.
Las actitudes infractoras de los menores son en cierto forma el resultado de lo que la sociedad mexicana ha permitido, pues los padres no asumen las obligaciones que se necesitan para que los menores puedan tener mayor control en su vida, lo anterior en el aspecto preventivo, mientras que en lo relacionado con el problema en sí, a las infracciones y a la rehabilitación, al Estado aún le falta mucho por atender el problema esencial de le generación delictiva juvenil o infantil; el tratamiento integral del núcleo familiar.
Durante el primer semestre se registraron 83 ingresos de menores infractores y 77 egresos. Actualmente la cifra se ubica en 25 menores dentro del Centro de Orientación y Observación para Menores Infractores (COOMI).
Participación en los delitos
Delito Cantidad
Robo 43
Violación 3
Daños en propiedad ajena 2
Homicidio 1
Lesiones 2
Delitos contra la salud 16
Portación de arma de fuego 4
Otros 12
Total 83
De los ingresos anteriores ocho de ellos fueron niñas. El 70 a 75 por ciento de los menores utilizaron drogas; incluso, fueron detenidos cuando utilizaban alguna. Durante el 2003 el número de ingresos se ubicó en 183, con 172 egresos. El porcentaje de infracciones y su tipificación se mantuvo en el mismo lugar.
FUENTE: Centro de Orientación y Observación para Menores Infractores.
Principales causas de la delincuencia juvenil
· Falta de educación adecuada.
· Nula o escasa disciplina.
· Ausencia de límites.
· No hay valores.
· Insuficiente cohesión e integración familiar.
· Fuertes problemas económicos.
Nótese que todas ellas deben, por ley, ser proporcionadas por los padres de familia, como principal abastecedor; por otro lado, sin embargo, no existe programa alguno por parte del Estado que atienda al núcleo familiar
FUENTE: Centro de Orientación y Observación para Menores Infractores e Investigación de El Siglo de Durango.