EFE
NUEVA YORK, EU.- El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Kofi Annan, ha decidido mantener en secreto la identidad de los responsables de la falta de seguridad que sufría la sede de Bagdad, donde se produjo un brutal atentado el 19 agosto de 2003.
No obstante, ello no impedirá que se adopten las medidas disciplinarias correspondientes, advirtió ayer el portavoz del secretario general, Fred Eckhard.
Un informe sobre el asunto llegó ayer a manos de Annan tras cinco meses de investigación, durante los cuales los técnicos mantuvieron más de un centenar de entrevistas y analizaron las decisiones adoptadas, de forma errónea o no, en la sede que la ONU tenía en Bagdad.
La ONU sufrió el pasado 19 de agosto en el hotel Canal, que albergaba su sede, uno de los peores atentados de su historia, en el que murieron 22 miembros de su personal, entre ellos el más alto representante en Irak de Naciones Unidas, el diplomático brasileño Sergio Vieira de Mello.
Nada más al ocurrir el siniestro, Annan encargó a un grupo de expertos un primer diagnóstico sobre las circunstancias en las que se produjo el accidente.
Las conclusiones fueron que los dispositivos de seguridad en la sede de Bagdad fallaron, pese a que se tenía información de que se podía producir un ataque.
Por esta razón, en octubre pasado, Annan decidió pedir un segundo informe que desvelara los procedimientos y medidas se adoptaron en la sede de Bagdad, mismo que determinaría quiénes eran los responsables individuales de los fallos en las medidas de seguridad.
Este último informe llegó ayer a manos de Annan, pero sólo muy pocas personas tendrán acceso a él, pues su uso quedará en el ámbito interno de la organización.
Ni los miembros de las Naciones Unidas ni del Consejo de Seguridad tendrán una copia del texto, pues fue encargado “para uso exclusivo del secretario general, no de los países”, insistió Eckhard.