La nueva Ley sólo otorga el perdón en casos de delitos menores.
AGENCIAS
BAGDAD, IRAK.- El primer ministro del Gobierno interino de Irak, Iyad Allawi, anunció ayer una “amnistía limitada” para los rebeldes iraquíes, mientras en Nayaf y otros puntos de la nación musulmana continuaron los combates por tercer día consecutivo.
Allawi anunció que la amnistía restringida da 30 días a los iraquíes para entregar sus armas y den información sobre grupos terroristas a las autoridades.
“La nueva Ley, que no es extensiva a los rebeldes que han cometido ‘delitos de sangre’, está dirigida a las personas que poseen armas y explosivos, a quienes sólo hayan intentado tomar parte en ataques y que no han sido detenidas o enjuiciadas”.
“Esta amnistía no es para quienes han asesinado, cometido violaciones, saqueado o que han estado involucrados en la destrucción de edificios gubernamentales. Esas personas serán llevadas ante la justicia”, aseguró el Primer Ministro.
La amnistía declarada ayer es un intento de las autoridades interinas por combatir a la insurgencia, que según Washington y el mismo Ejecutivo iraquí pretende desestabilizar al Gobierno e impedir la reconstrucción del país.
Asimismo, reiteró su compromiso con la transición política iraquí al afirmar que la Conferencia Nacional, prevista para el próximo 15 de agosto, designará a los miembros del Consejo Nacional que representará a todos los grupos políticos, étnicos y religiosos.
El anuncio de Allawi se produjo en el marco del tercer día de enfrentamientos entre las milicias radicales shiitas y las fuerzas iraquíes y estadounidenses en la sureña ciudad de Nayaf y en el barrio de Ciudad Sadr en Bagdad, que se saldó con al menos siete muertos.
Los combates en Nayaf continuaron ayer aunque con menor intensidad que en las dos jornadas previas, a pesar de que el gobernador de esa ciudad santa ordenó la víspera la salida de las milicias shiitas inmediatamente.
Desde las primeras horas de se registraron intercambios de disparos en varias partes de la ciudad, donde cientos de leales al clérigo radical recorren las calles alrededor de los lugares sagrados, sin que hasta ahora se reporten víctimas.
El jefe de la policía local, Ghaleb El Djazari, afirmó que no han recibido la orden de arrestar a Al Sadr a pesar de los enfrentamientos, que iniciaron el pasado jueves después que combatientes atacaron una comisaría policial.
Por su parte, Muqtada al Sadr, anunció su deseo de negociar un acuerdo para poner fin al sangriento conflicto, a trevés de uno de sus asesores.
Ali al Yassiri urgió al Gobierno interino de Irak a tomar la oferta del clérigo seriamente y recordó que cientos de civiles han muerto en Nayaf y en los combates que se han extendido hasta la capital Bagdad.
“La puerta está abierta y permanecerá así, mientras que ríos de sangre fluyen en Nayaf”, dijo Yassiri, asesor político y de enlace de Sadr, en una conferencia de prensa.
“Lo que estamos viendo es una violación de los derechos humanos. Las fuerzas de ocupación tienen una lujuria por la violencia y los oficiales iraquíes están adoptando, tristemente, las expresiones de (el líder iraquí derrocado) Saddam Hussein”, agregó.
Por otra parte, en el popular barrio capitalino de Ciudad Sadr los enfrentamientos cobraron la vida de unas siete personas y dejaron heridas a otras 29, entre ellas niños y mujeres, según fuentes hospitalarias.
Decenas de tanques estadounidenses penetraron ayer en el barrio shiita, que tras tres jornadas de violencia carece de alimentos y fueron atacados de inmediato por milicianos con cohetes antitanque y obuses de mortero.
Las tropas de Washington repelieron la agresión causando víctimas entre los combatientes, que bloquearon las calles con ladrillos y neumáticos en llamas, indicó un portavoz militar sin proporcionar mayores detalles.
También en Bagdad, dos obuses de mortero fueron lanzados por insurgentes contra un puesto de control cercano a las oficinas del Comité Olímpico iraquí en la llamada “zona verde” y causaron heridas a unos cinco estudiantes de educación física.
El Ejército estadounidense informó ayer en un comunicado que sufrió tres bajas en sus filas, dos de ellos en los combates librados la víspera en Nayaf y uno más en una emboscada de insurgentes en el oeste de la capital iraquí.
Cierran oficinas de Al Jazzera
El Gobierno interino iraquí ordenó ayer a la red de televisión por satélite Al Jazzera, con base en Qatar, que cerrara su oficina de Bagdad durante un mes.
El primer ministro, Iyad Allawi, confirmó la decisión en una rueda de prensa y dijo que una comisión había seguido a Al Jazzera durante las últimas cuatros semanas para comprobar si estaba incitando a la violencia y el odio y que la decisión se había tomado “para proteger al pueblo de Irak”.
El ministro del Interior, Falah al Naqib, dijo esta semana que los canales árabes por satélite estaban alentando los secuestros al mostrar imágenes de rehenes amenazados con ser ejecutados.
Otro funcionario dijo en rueda de prensa que la emisora había “animado a criminales y gángsters” en Irak. No fue posible contactar con Al Jazzera de inmediato.
Por su parte, la televisora lamentó la decisión del Gobierno de Irak, que consideró injustificada y contraria a los compromisos hechos por Allawi para iniciar una nueva era de apertura y libertad de expresión, y prometió continuar con su cobertura en la nación árabe.
Según Al Jazzera, el cierre siguió a informes en los que el secretario estadunidense de Defensa, Donald Rumsfeld, acusó a la talevisora qatarí y al canal árabe Al Arabiya, con sede en Dubai, de dañar a imagen de Washington en el mundo árabe.
En su declaración, la televisora con sede en Qatar rechazó la clausura y dijo que se esforzará en lo posible por cubrir la situación en la nación musulmana a pesar de la restricción, que calificó como impruedente.