EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- Mucha salud, trabajo, amor y unión familiar, son las peticiones más frecuentes de los fieles que ofrecen cada año una reliquia a la Virgen de Guadalupe.
María de los Ángeles es una vecina de la colonia Jacarandas que se unió a la tradición de las reliquias hace diez años, cuando le regalaron una imagen de la Virgen, que llevó a enmarcar, pero en el negocio se demoraron algunos meses en entregársela y no fue hasta el 11 de diciembre que la tuvo en sus manos.
?Al día siguiente era el santo de la Virgen y nos organizamos toda la cuadra para hacer una reliquia, que fue de lo más sencillo?, manifiesta la señora, cuya devoción le ha impulsado a que, desde entonces, haya continuado con las reliquias, además de que, cada uno de sus hijos y nietos, incluso ella misma, han sido danzantes.
El festejo comienza cerca de las diez de la mañana con la llegada de los ?matachines?, que veneran a través de su danza a la Virgen, mientras los creyentes dejan rosas bajo su imagen. El sonido del tambor invita a los vecinos a acercarse y observar mientras los bailarines continúan con su labor.
Doña María considera que este año los santos le han dado mucho y su reliquia es para 150 personas, quisiera que fueran más, pero afirma que da lo que puede, con la cooperación de su familia.
?Para mí, la Virgencita es lo máximo, imagínese, es la Madre de Dios?, comenta emocionada. Dice que este año le quitaron la tiroides y muestra que de la operación sólo quedó una línea de cicatriz. Agrega que ?me ha hecho muchos milagros, por eso le estoy muy agradecida y aunque siempre le pido salud y que todos estemos bien, también le agradezco muchísimo porque siempre nos ha dado?.
Ya entrado el mediodía se acercan las personas con recipientes para que María de los Ángeles se los llene con sopas de estrellita, fideo, arroz, semilla de melón y asado de puerco. El objetivo de la señora de la casa es compartir de lo suyo con los demás, mientras que el hecho de que los vecinos asistan a pedir reliquia es una forma de ganar indulgencia, pues muchos superan la pena de llegar.
Una vez terminada la reliquia, los danzantes prosiguen su baile hasta el interior de la casa, donde alejan todo mal que haya entrado con la visita de tantas personas. Algunos ?matachines? de otras danzas se unen a los que han estado aquí toda la mañana y el espectáculo se torna aún más colorido.
