EFE
CARACAS, VENEZUELA.- La aparición de seis nuevos cadáveres en la frontera venezolano-colombiana, tras el reciente asesinato de cinco militares y un civil venezolanos, llena de tensión la zona, mientras Caracas y Bogotá se acusan mutuamente de la inestabilidad.
La prensa caraqueña apunta que las seis nuevas víctimas pertenecen a tropas de grupos armados que participaron en la emboscada del pasado viernes en la que murieron los venezolanos.
Según esta hipótesis, fueron los propios mandos de estos elementos quienes ordenaron la ejecución por haber iniciado el ataque contra las fuerzas venezolanas sin estar autorizados.
De acuerdo con la información oficial venezolana, los cinco militares y una ingeniera civil de la empresa estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) murieron cuando fue atacado por sorpresa el convoy en el que se dirigían a uno de los campos petroleros de la región.
El incidente ocurrió al oeste del estado Apure, 800 kilómetros al suroeste de Caracas y a unos 50 de la frontera colombiana, cerca de donde fueron localizados los últimos cadáveres.
El levantamiento de estos últimos cadáveres fue realizado el lunes por la policía judicial, cuyo jefe en la zona, Gustavo Peña, indicó que presentaban signos de haber sido ejecutados.
Mientras sigue sin aclararse si los atacantes de la unidad venezolana fueron guerrilleros, paramilitares, narcotraficantes, contrabandistas o bandoleros, se generaliza la impresión de que la escaramuza no estuvo planificada y fue producto de la casualidad.
En cualquier caso, el gobierno colombiano ha opinado que los autores de la masacre son miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), mientras las sospechas del lado venezolano apuntan a los paramilitares.
El Ministerio de la Defensa venezolano ha anunciado el despliegue de tropas en la región aún cuando, según la mayoría de las versiones, los autores del ataque regresaron a territorio colombiano.
Sin embargo el general colombiano Eduardo Morales negó tal posibilidad y dijo “estar seguro” de que los atacantes siguen en Venezuela porque “nuestra frontera es muy segura”.
El criterio de Morales no es compartido por sus pares venezolanos, que insistieron en que, en el lado colombiano, los grupos armados se desplazan y actúan sin otros obstáculos que la rivalidad entre ellos.
El presidente venezolano, Hugo Chávez, recordó el domingo que el mayor despliegue de material y tropas de la Fuerza Armada Nacional (FAN) está en la frontera con Colombia, donde funcionan los “Teatros de Operaciones”, que son bases militares especializadas en misiones de prevención y respuesta rápida.
Chávez pidió a los comandantes que estén alerta porque a la compleja heterogeneidad de grupos armados en territorio colombiano se suma la presencia de “marines” de Estados Unidos, aunque no entró en explicaciones.
Para las autoridades venezolanas está claro que el factor fundamental de la inestabilidad en las regiones limítrofes con Colombia es la guerra que allí se libra desde hace más de 50 años.
En ese sentido, el presidente venezolano advirtió que considerará enemigo a todo grupo que traspase la frontera, pero será neutral con aquellos que no crucen la línea divisoria.
Esa neutralidad deriva, según Chávez, de que los grupos armados que operan en el lado colombiano son parte del conflicto que padece esa nación y, por lo tanto, tomar partido a favor o en contra de algunos de ellos sería inmiscuirse en sus asuntos internos.
Grupos opositores venezolanos, respaldados por sectores colombianos no oficiales, acusan por su parte al gobierno de Chávez de connivencia con las FARC.
El vicepresidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Ricardo Gutiérrez dijo ayer que ese cuerpo legislativo está dispuesto aprobar leyes que permitan a la policía y a las fuerzas armadas actuar con contundencia y rapidez en casos como el registrado el viernes pasado.