Contrastantes cuadros se viven en estas fechas en el interior de instituciones hospitalarias
En la conmemoraciones de la Navidad y el Año Nuevo, mientras unos disfrutan al lado de sus seres queridos en fiestas y con abrazos de felicitación, otros enfrentan una de las pruebas más difíciles de su vida al quebrantarse la salud de sus familiares; de esta forma, se olvidan de la cena así como de la calidez del hogar para permanecer al lado de los enfermos.
Y es que el movimiento dentro del Hospital General no se detiene pese a las posadas y buenos deseos; al contrario, el ritmo de trabajo se vuelve más intenso. Además de los médicos, enfermeras, existe un cuadro muy común: rostros de personas afligidas que esperan con ansia alguna mejora de aquellos que aman y están internados.
Caminan entre los pasillos, esperan en las butacas, o bien, salen a las escaleras de la entrada principal para tomar un poco el sol ante el frío que prevalece en la entidad. La mayoría de ellos no tienen los recursos para ir a otra institución de salud, así que ante la falta de opciones llegan al sanatorio, que en el presente año cumplió 20 años de existencia.
Pero además del sufrimiento que genera la posibilidad de perder a un allegado, hay varios obstáculos que se unen a la desgracia. Hortensia González Martínez, de 20 años de edad, al lado de su hermano menor estaba en una fiesta en la Nochebuena en su natal Jiménez del Teul, Zacatecas. En una riña, su pariente resultó herido con arma blanca.
Como en su lugar de residencia no cuentan con la suficiente atención médica, el joven fue trasladado a Vicente Guerrero, pero la respuesta no fue satisfactoria, así que una vez más fue reubicado. ?Pues le dieron un navajazo en el hombro izquierdo, no había doctores el día 24 por eso nos venimos hasta acá?, cuenta la muchacha, quien ahora se encuentra a tres horas de camino de su casa.
Pero aunque en su cara se refleja cansancio, dice que la situación de su hermano de tan sólo 16 años es mejor y espera con optimismo que muy pronto lo den de alta, para que en el año nuevo puedan estar junto a su familia.
Quien también vio interrumpida la celebración de la Nochebuena fue Alejandrina Gándara Rentería, pues su hijo de 17 años de edad, Juan Manuel, sufrió un accidente y su brazo se fracturó, pero requiere de una operación. La madre de familia, mientras come unas tortas que le han llevado de su morada, pues se niega a abandonar el lugar, cuenta que la noche del 24 de diciembre fue muy triste, ya que se la pasaron a la expectativa del estado de salud del adolescente.
Señala que son originarios del poblado Abraham González, a 27 kilómetros de la ciudad capital y ahora, además de la tensión por la intervención quirúrgica, se une la angustia de la falta de dinero, pues aunque cuenta con el respaldo de otros parientes que le han prometido ayudarle con el gasto de las medicinas, ha visto con otros pacientes que las cuentas pueden ser exorbitantes.
Y ella tiene miedo de no poder pagar, de que no le quieran dar a su hijo, como en días anteriores pudo apreciar con una señora que carecía del capital para saldar su deuda. ?Pues es que uno no tiene dinero, por eso venimos aquí, lo único que queremos es que nos ayuden?, establece con grandes ojeras producto de las desveladas.
Por su parte, Antonia Jaramillo Martínez espera por el área de urgencias mientras puede pasar a ver a su bebé de tan sólo 15 días de nacido. Platica que el lunes 27 el pequeño se puso morado y en su lugar de residencia, un poblado de Villa Unión, no lo pudieron atender; entonces comenzó el éxodo a Vicente Guerrero y después de dos horas y media de viaje en una ambulancia, llegó al Hospital General.
?Pues en la noche nos pasamos aquí en el hospital; no sabemos en dónde nos podríamos alojar. Me da mucha tristeza que el niño está mal, pues tuve gemelitos y el otro está bien; mi esposo trabaja pues en lo que ocupan y no tenemos dinero para esta clase de gastos, pero ya en la necesidad uno tiene que buscarle?, dijo con una fugaz sonrisa en su semblante.
ESTADÍSTICAS
Saturado
En los últimos años, el Hospital General ha recibido a un importante número de duranguenses y foráneos.
-Ingreso total al nosocomio:
1999: 12 mil 424.
2000: 11 mil 853.
2001: 11mil 970.
2002: 13 mil 178.
2003: 15 mil 497.
-Nacimientos atendidos
1999: cuatro mil 336.
2000: cuatro mil 495.
2001: cuatro mil 741.
2002: cinco mil 282.
2003: cinco mil 870.
FUENTE: Secretaría de Salud.