SUN-AEE
México, DF.- Fue sólo una probadita de concierto, pero Omara Portuondo embrujó sin más a un puñado de adictos a su voz y a su carisma.
El pretexto fue la presentación de su segundo disco solista, Flor de Amor, alrededor de 500 personas decidieron que no había nada mejor que hacer la noche del sábado que disfrutar de las tersas interpretaciones de la dama del Buena Vista Social Club.
En el acceso al Lunario del Auditorio Nacional se notaba que algo importante iba a ocurrir adentro.
La asistencia de escritores, cantantes, periodistas y políticos era signo de que la presencia de Portuondo resultaba idónea para convivir entre sones, canción campesina y romántica.
Entre las mesas del íntimo foro resaltó la presencia de los escritores Gabriel García Márquez y Carlos Monsiváis, quienes coincidieron en que la cubana de más de 70 años es “extraordinaria”.
“Me sé todas las canciones de Omara... pero si soy periodista, ¿por qué tengo que contestarle a los periodistas?”, dijo, entre risas, el Premio Nobel de Literatura, al término del show de la habanera.
En poco más de 100 minutos, Omara cantó algunas selecciones de su nuevo disco, comenzando con Tabú, y cautivó, como ya es habitual en ella, por su vitalidad y su deseo de que el público disfrute, a pesar de que se registraron alguna fallas de sonido.
Hermosa Habana, La Sitiera, Amor de mis Amores y Amorosa Guajira fueron aderezadas, como todo el repertorio, por un grupo en el que destacó Papi Oviedo con el tres y Jorge Chicoy en la guitarra.
A pesar de que durante la velada (disfrutada también por Cecilia Toussaint, Julieta Egurrola, Adriana Pérez Cañedo y Diódoro Carrasco), Omara expresó que daría mucho espacio a temas relajados, no se olvidó del son No me Llores.
Precisamente a piano y voz se escuchó la historia de dolor de Dos Gardenias, el relato de una ruptura en Veinte Años y la súplica de cariño (con toda la orquesta) de He Venido a Decirte, incluida en el CD de estreno.
El ritmo se aceleró con Yo soy Cubana, en honor de Elena Burke, pero luego descendió con Bésame Mucho, considerada por Cecilia Toussaint como lo mejor del recital, y Casa Calor, cadencioso corte escrito por el brasileño Carlinhos Brown, y que cantó en portugués.
El final, calificado por Monsiváis como “lo más emotivo de toda la noche”, llegó con Amigas, una canción en la que Portuondo recordó a sus compañeras del cuarteto D’Aída: Moraima Secada, Elena Burke (ya fallecidas) y su hermana Haydée, imitando sus tonos de voz en cada verso.