La fractura al interior del Partido Revolucionario Institucional en el Estado de Durango, ocurrida en ocasión de la elección interna de la que emergió candidato Ismael Hernández Deras, no ha cicatrizado.
Lo anterior pese a la postura pública del precandidato vencido Carlos Herrera Araluce, que insiste en que apoyará al candidato designado por la convención de delegados de su partido, celebrada el pasado catorce de diciembre.
Sin embargo de las declaraciones conciliadoras de Herrera Araluce, la expectativa que genera la designación de candidato del PRI a la alcaldía de Gómez Palacio, mantiene abierta la herida en función del acomodo de los grupos que postulan para tal posición, a los diputados locales Octaviano Rendón Arce y Francisco Garza Espino respectivamente.
A ello obedece que siga en pie la impugnación jurídica que hace la Liga de Comunidades Agrarias en contra del resultado que ungió a Hernández Deras, aduciendo diversas irregularidades en el proceso interno de selección. La impugnación que se encuentra en manos de los organismos electorales, pende como Espada de Damocles sobre la candidatura de Ismael.
Resulta poco probable el éxito de la impugnación y la eventual reversión de los resultados a favor de Carlos Herrera o la repetición del proceso con dichos precandidatos o algunos otros. Sin embargo, en cuanto la cuestión jurídica permanezca sin resolverse en última instancia, opera como elemento de presión en el reparto de las candidaturas a nivel municipal en la Comarca Lagunera de Durango.
Por eso menudean los actos de protesta de organizaciones priistas gomezpalatinas, ante la eventual designación de Francisco Garza Espino como candidato a la alcaldía. Dicho resultado, implicaría el triunfo redondo del grupo capitalino que sacó adelante la candidatura de Hernández Deras, una clara amenaza al futuro político de los derrotados y hasta la puerta de salida hacia el ostracismo.
En ese caso, cabría la posibilidad de que los herreristas en falange o desbandada apoyaran a la oposición. Así lo revelan los engomados que ostentan numerosos automóviles de servicio público que sin pronunciarse a favor de partido o candidato específicos, invitan a votar en contra de Ismael en los comicios constitucionales.
Esta amenaza es digna de considerarse pese a la debilidad de la oposición en Durango, pues dicha debilidad la deja a merced de los fragmentos priistas que no encuentren cabida en el proyecto ismaelita. En ese contexto se inscriben los rumores que insisten que el abanderado panista Francisco Ramírez, constituye una carta alternativa de Herrera para mantener su presencia.
La lógica también indica que si resulta candidato a la alcaldía Palacio Rendón Arce, como carta priista del grupo Herrera, las impugnaciones cesarán y la herida será restañada. Esta solución en apariencia es sencilla y del agrado de Hernández Deras sin embargo, en las filas de los ex gobernadores que apoyaron al hoy abanderado en la elección interna, impera el criterio de que se debe asumir el pleno control de Gómez Palacio, como condición de un desempeño a nivel estatal, que sea acorde al estilo de Gobierno que corresponde a los padrinos políticos del abanderado priista.
La tensión entre el priismo de la capital duranguense y el grupo de Carlos Herrera amenaza al proyecto electoral y eventualmente de Gobierno de Hernández Deras, por lo que deberá buscar salidas institucionales que basadas en el apoyo de los electores, lo vinculen con la sociedad en su conjunto para conjurar la presión de las facciones en pugna.