Bush ordenó que la CIA aumente en un 50 por ciento el número de analistas y agentes en la unidad que recluta a espías extranjeros.
Washington,(EFE).- El presidente de EU, George W. Bush, ha puesto en marcha el reforzamiento de los organismos encargados de la lucha contra el terrorismo pese a que la Cámara de Representantes rechazó un proyecto para reestructurarlos totalmente.
Las órdenes, dirigidas a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), fueron dadas a conocer el martes por la Casa Blanca después de que miembros de su Partido Republicano bloquearon en la Cámara de Representantes una profunda reestructuración de los organismos del espionaje.
Esa legislación habría creado un nuevo director nacional de los servicios de espionaje, así como un centro nacional contra el terrorismo.
Fuentes oficiales dijeron que las medidas tienen como objetivo combatir las armas de destrucción masiva y otras amenazas terroristas, y responden a recomendaciones de la Comisión que investigó los atentados del 11 de septiembre de 2001.
En uno de tres memorándum emitidos la semana pasada y conocidos el martes, Bush ordenó que la CIA aumente en un 50 por ciento el número de analistas y agentes en la unidad que recluta a espías extranjeros y realiza operaciones encubiertas en el exterior.
La directiva indicó que los análisis de espionaje deben considerar y presentar "puntos de vista diversos" a las autoridades.
Según los observadores, el objetivo principal de esa orden fue neutralizar denuncias de que el nuevo director de la CIA, Porter Goss, había determinado que ese organismo debía encauzar sus operaciones de forma que apoyaran las políticas de Bush.
Una de las recomendaciones de la Comisión 11-S señaló que la CIA debe aumentar su capacidad analítica, fortalecer sus programas de expertos en idiomas extranjeros, y reclutar espías que "puedan mezclarse con mayor facilidad (entre la población) de ciudades extranjeras".
Fuentes del Gobierno confirmaron hace tres meses que muchas conversaciones de presuntos terroristas no han podido ser traducidas al inglés porque se carece de lingüistas en una serie de idiomas, principalmente pashto y urdu.
Por otro lado, a mediados de este año el Comité de Inteligencia del Senado criticó los informes de la CIA sobre la existencia de armas de destrucción masiva en Irak que, en última instancia, no tenían fundamentos.
Además, los miembros de la Comisión del 11-S fustigaron operaciones encubiertas de la CIA realizadas antes de los atentados contra Washington, Nueva York y Pensilvania, en los que se utilizó sin éxito a agentes locales en Afganistán contra la organización Al Qaida.
Esa organización dirigida por Osama bin Laden perpetró los atentados del 11-S que se cobraron la vida de más de 3.000 personas.
Por otra parte, las órdenes del presidente Bush también instruyeron al secretario de Justicia, John Ashcroft, para que continúe adelante con los planes de crear "una fuerza nacional de seguridad especializada e integrada" dentro del FBI.
Asimismo dieron al FBI 90 días para asignar "recursos y autoridad suficientes" con el fin de desarrollar un grupo de agentes especiales, analistas, lingüistas y especialistas en vigilancia.
La orden señala que el objetivo es "fortalecer dentro del FBI la capacidad para prevenir, anticiparse y neutralizar amenazas y ataques terroristas contra EU".
En un memorándum dirigido a Goss, el presidente Bush dio un plazo similar a la CIA para presentar un presupuesto y un plan de ejecución detallados sobre las medidas.
Claire Buchan, portavoz de la Casa Blanca, manifestó que éstas fueron anunciadas meses después del informe de la Comisión como parte del "esfuerzo continuo para fortalecer la capacidad de inteligencia de nuestra nación".
Pero eso no ocultó el hecho de que se conocieron después de que el Gobierno de Bush sufriera un revés en sus planes con la decisión de la Cámara de Representantes de no legislar en un proyecto de reestructurar totalmente el aparato de inteligencia de EU.