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NISHAPUR, Irán.- Acongojadas madres iraníes buscaban ayer los cadáveres de sus seres queridos entre los restos de la explosión de un tren de carga que causó el miércoles la muerte de al menos 320 personas en el noreste de Irán.
El tren de 51 vagones, cargados con gasolina y fertilizantes, se incendió y explotó tras descarrilarse y rodar unos 20 kilómetros sin control, matando principalmente a un grupo de bomberos y curiosos que se habían acercado a presenciar la escena.
El hedor de cadáveres no reclamados se extendía por el cementerio en la cercana Nishapur, mientras torsos desmembrados y restos de carne carbonizada por la explosión eran cubiertos por sábanas de plástico.
La atronadora explosión se sintió a 70 kilómetros de distancia. Desintegró casas de adobe cercanas y obligó a muchos residentes a desplazarse al campo, dijo la agencia oficial IRNA.
Durante la noche, guardias revolucionarios habían mantenido un cordón de un kilómetro alrededor del lugar del desastre, temiendo la explosión de tres vagones con gasolina que no se incendiaron en el desastre.
Pero al amanecer, con finas hileras de humo blanco elevándose aún de los escombros, las autoridades dijeron que había pasado el peligro.
El presidente Mohamed Jatamí pidió una investigación completa mientras se preparaba el entierro de los muertos, muchos de ellos bomberos, fuerzas de seguridad y funcionarios locales de Nishapur.
El responsable de los servicios de emergencia de la provincia de Jorasan, Vahid Barakchi, hablando por teléfono desde un cráter abierto por la explosión, dijo que el balance de muertos era de al menos 320 con 450 heridos, pero que podrían encontrase más cuerpos bajo las ruinas de una casa.
Los ingenieros comenzaron a levantar los restos de los 51 vagones descarrilados del ferrocarril principal Teherán-Mashhad.
Las informaciones sobre lo que había sucedido eran confusas, aunque parecía que los vagones rodaron cuesta abajo sin control quizás hasta 20 kilómetros antes de descarrilar e incendiarse.
Algunas noticias iniciales dijeron que los vagones se habían desenganchado por temblores de tierra, pero funcionarios dijeron que la explosión fue tan potente que pudo confundirse con un sismo. Algunos periódicos dijeron que los fuertes ventos hicieron moverse a los vagones.