El mexicano Óscar Salazar, ganador de la medalla de plata en el torneo de tae kwon do de los Juegos Olímpicos, categoría menos de 58 kilogramos, expresó con emoción que "hice con el corazón el trabajo que me llevó a ganar este segundo lugar, el cual para mí representa un triunfo mayor".
La presea se la dedicó a todo México "con todo el corazón para todos los que han dado seguimiento a mi labor. A todos los que creyeron en mí, que me apoyaron más del 100 por ciento hasta el último momento.
"Estoy muy satisfecho de lo que he hecho, Dios estuvo conmigo y este es un sueño hecho realidad, porque toda la familia me inculcó estar en unos Juegos Olímpicos y ganar una medalla.
"Mi familia está muy emocionada y contenta, al igual que yo porque esta presea la he conseguido en base a mucho cariño, esfuerzo y sacrificio", dijo.
El atleta, que en sus combates camino a la final se mantuvo con un buen nivel, comentó que "desgraciadamente esto es de aguantar la presión por lo que en el último no supe desarrollar la mejor estrategia, porque los puntos no fueron tan claros a favor del contrario, que aprovechó mis errores al quedarme corto en la distancia cada vez que ataqué".
Dijo que el que aprovecha los errores del contrario es el que gana y en esta ocasión no fue la excepción.
Insistió en que "competí con el corazón, me brindé, yo quería ganar, no se pudo, pero siempre luché con el corazón".
Con respecto al hecho de que su papá, Reinaldo Salazar, es su entrenador, algo que se ha dado por primera vez en la historia del olimpismo, dijo que "esto es algo importante, él me inició en el tae kwon do, le tengo toda la confianza".
Agregó que "él siempre me levantó el ánimo, pero es difícil convivir con un entrenador así todo el tiempo".
En el escenario también estuvo presente su hermana Iridia Salazar, quien entrará en acción este viernes en la categoría de menos de 57 kilogramos y de la cual Óscar dijo: "Estoy seguro que le va a ir bien".
