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MAZATLÁN, SINALOA.- La Federación Mexicana de Ingeniería Sanitaria y Ciencias Ambientales (Femisca) entregó el Premio Nacional de Ingeniería a Francisco Zepeda Porras, por su trayectoria profesional.
El ahora consultor voluntario, quien fue uno de los pioneros de la industrialización de la basura y el uso de rellenos sanitarios en México, tuvo a su cargo hace más de 33 años la clausura del tiradero a cielo abierto de Santa Cruz Meyehualco, ubicado en cerca de 163 hectáreas en Iztapalapa.
Además, el ex funcionario capitalino, junto a otros colegas, puso en operación la industrializadora de basura en San Juan de Aragón.
Después de más de tres décadas de aquellas acciones, Zepeda Porras exhortó a la ciudadanía y a las autoridades a cambiar la cultura sobre la generación y disposición de basura, pues los depósitos de desperdicios en grandes ciudades del país están llegando a su límite por la falta de espacios.
Señaló que a fines de la década de los 60 y principios de los 70 se generaban tan sólo en el Distrito Federal cerca de seis mil toneladas de desechos al día, mientras que en la actualidad seguramente la cifra rebasa las diez mil toneladas.
De ese total, cerca del seis por ciento se reciclaba e industrializaba, sin embargo, esa cifra no ha variado mucho pese a que el tonelaje de basura ha ido en ascenso tanto por el crecimiento de la población, como por la eventual reactivación de la economía y la producción.
En contrapartida, los sitios susceptibles de usarse como rellenos sanitarios en las propias entidades donde se generan los desperdicios se agotan y eso obliga a buscar lugares fuera de su jurisdicción, lo cual no resuelve el problema sino que lo traslada a otras regiones. El también ex asesor en manejo de residuos sólidos de la Organización Panamericana de la Salud y ex director del Programa Nacional de Residuos Sólidos de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología (Sedue), hoy radicado en Argentina, señaló que por ello es necesario que cada persona y cada hogar reduzcan al mínimo posible su generación de basura. A su vez, recomendó a los gobiernos de todos los niveles el uso de tecnologías más limpias de disposición de desperdicios, así como intensificar el reciclaje. Opinó que, para tal efecto, las nuevas normas sobre disposición de residuos sólidos ayudan mucho, a pesar de sus omisiones y defectos, pues están más avanzadas que las de antaño.
El siguiente paso que se debe enfatizar -dijo- es el de la separación de productos orgánicos e inorgánicos, a fin de que los residuos tóxicos no arriben a los rellenos y por tanto no representen riesgos potenciales para el subsuelo, o bien para que se facilite el reciclaje de la basura.
Aclaró que los rellenos aún constituyen una opción viable, pues su fondo se impermeabiliza con arcilla o mallas plásticas para que no se infiltren al subsuelo residuos tóxicos, pero será mucho mejor si en hogares y centros de trabajo se separan previamente las sustancias potencialmente nocivas.