Con un giro en la música o en la personalidad los famosos se mantienen en los escenarios.
El País
Madrid, España.- Unos le llaman paranoias; otros, alter ego o doble personalidad. Lo cierto es que un buen día estos rockeros cambiaron, “asesinaron” a un personaje y crearon otro con una facilidad sorprendente.
Así, artistas como David Bowie o Bob Dylan dieron un cambio de 360° en cuanto apariencia, pero dejando intacto el talento que siempre los ha distinguido.
¿Quiere saber cuáles son las mutaciones más importantes del rock? Pues siga leyendo.
David Bowie Vs. Ziggy Stardust
David Robert Jones creó a David Bowie y Bowie concibió a Ziggy Stardust, lo elevó a los olimpos del rock durante más de un año y acabó dándole muerte en pleno escenario. Es ésta una fascinante historia de transformismo musical que transcurrió a lo largo de 1972 y 1973 y granjeó a su protagonista un apelativo, el de Camaleón, que le ha acompañado a lo largo de toda su carrera.
“Llámenme Ziggy, llámenme Ziggy Stardust”, proclamaba Bowie en cada una de sus apariciones, asumiendo un papel que por momentos llegó a convertirse en una obsesión. La idea original era sencilla, algo grotesca y de gran efectividad escénica.
El “otro Bowie” permitía abordar cuestiones como la fama, el suicidio, la enfermedad o la inminente desaparición del mundo, lo que daba mucho juego en directo. Durante este período, David (o, perdón, Ziggy) llegó a embarcarse en seis giras británicas, dos estadounidenses y una por el archipiélago japonés. Stardust se comportaba en todo momento como un tipo arrogante, provocador, bisexual, excesivo. Era la esencia misma del glam, un héroe teatral y mesiánico que refulgía bajo un manto de lentejuelas y brillantina.
Agotado por la intensa vida de su otro yo, David se deshizo de Ziggy en el mítico concierto del Hammersmith Odeon en 1973. Su despedida la grabó para la posteridad la cámara de D.A. Pennebaker: “Ésta no es sólo la última actuación de la gira, sino la última que haremos jamás. Adiós. Os queremos”.
¿Por qué se dio tanta prisa en aniquilar a su exitoso personaje? Para ser consecuente con su propio guión, que concluía con aquel “Suicidio de rock and roll”. Pero también por asegurarse una retirada en el cénit de la aventura, lo que ha servido para agrandar el mito de Ziggy.
Por último, Bowie ya contaba en 1973 con una nueva apariencia, la de Aladdin Sane, con su celebérrimo rostro partido en dos por un rayo. Era una nueva referencia a la dualidad, a la personalidad que se desdobla. Jones creó a Bowie y Bowie concibió a Aladdin. Y más tarde a la Dama, y luego al Duque Blanco, y después… Lo explicaba bien claro su canción: “¡Cha-cha-cha-cha-changes…!”.
EXPERIENCIA ABSURDA
“Afectó a toda mi persona. Ziggy no era sólo el que se subía al escenario, sino también quien respondía en las entrevistas. Ahora miro hacia atrás y lo encuentro absurdo, pero entonces se convirtió en un juego muy peligroso. Fue una experiencia que me marcó no sólo en un sentido físico, sino mental…”.
DAVID BOWIE,
CANTANTE
ORIGEN DE SU PROBLEMA
A los estudiosos de la bowieología les sigue intrigando, por ejemplo, el origen del nombre:
-“Ziggy”. Su autor aseguró que se trataba de un homenaje a una sastrería londinense, Ziggy’s, pero parece plausible que encierre un guiño cómplice hacia su amigo Iggy Pop. O para la modelo Twiggy, con la que aparecería un año más tarde en la portada del disco de versiones Pin-ups.
-“Stardust”, parece más claro que proviene del algo patético cantante country Norman Carl Odom, un tipo que a finales de los años 60 intentó el asalto a la fama bajo el alias de The Legendary Stardust Cowboy.
-Odom se tomaba muy en serio, pero el público, en cuanto escuchaba aquella voz destemplada y veía a su trompetista de una sola pierna, se descacharraba de la risa.
-El Stardust Cowboy trabaja hoy como vigilante de seguridad en San José, California, pero Bowie le rindió un homenaje cómplice con una versión de su tema I Took a Trip on a Gemini Spaceship, que se cuela en el álbum Heathen (2002).
FUENTE: El País
Bob Dylan de judío a cristiano
Ocurrió todo en el mismo año, 1977, a nadie se le escapa cierta conexión. El impacto de la muerte de Elvis, el shock de conocer a Sid Vicious y el abrazo al cristianismo de un judío ortodoxo. Dylan y sus contradicciones.
El día que murió Elvis, Bob estaba con una de sus chicas. Cariacontecido por la noticia, el músico fue a comunicárselo a su compañera, sin duda, buscando cierto consuelo. Ésta mostró indiferencia y Dylan, muy molesto, estuvo 15 días sin hablarle. El encuentro con el punk fue mucho más dramático. Ocurrió en Londres, en ese 1977, en el backstage de un concierto de Robert Gordon. Les presentaron y Sid Vicious, muy puesto, sacó un cuchillo y se lo intentó clavar a Dylan. La cosa no pasó a mayores. Después abrazó la fe cristiana, su gran transformación, fue gradual.
Pero Bob, más tarde con un enorme crucifijo al cuello y un sermón que ni en la misa del gallo. Salía al escenario: “La Biblia dice: cualquiera que predique otra cosa que no sea el evangelio será condenado…”. Así durante diez minutos. El público, que había ido a escuchar los clásicos de Dylan, comenzaba estupefacto, luego, claro, abucheos y gritos de “¡rock and roll!”. Dylan, soportando el chaparrón, les espetaba: “Si queréis rock iros a ver a Kiss”. Y seguía con sus plegarias.
El público terminó dándole la espalda. Hacia 1981, su fe cristiana fue disminuyendo. Y a mediados de los ochenta, volvía al judaísmo (a pesar de actuar para el Papa en 1997). Sin dar explicaciones, como transcurre la vida de este genio excéntrico.
U2 del pop al tecno
Dublín, 1989. “no podemos seguir así, haciendo esto eternamente. Tenemos que alejarnos un tiempo y soñarlo todo de nuevo”. Esta frase de Bono sumió en el desconcierto a los seguidores de U2.
El cuarteto, en el cénit de su popularidad con The Joshua Tree y la gira de Rattle and Hum, anhelaba un cambio de aires. En 1991, Achtung Baby ve la luz y asombra al mundo. El sonido americano de los 80 se ha europeizado, la fascinación por Elvis deja paso a la posmodernidad berlinesa, el crudo sonido de guitarras ahora hace hueco a la electrónica y al techno, y los mensajes altisonantes sobre los peligros que acechan a la humanidad son sustituidos por crónicas intimistas.
Incluso Bono asume en directo una personalidad distinta, The Fly (La Mosca), con gafas de insecto. La gira, Zoo TV, y el siguiente disco Zooropa (1993), reafirman su compromiso con la música electrónica, su obsesión por ser modernos. Hasta All That You Can’t Leave Behind (2000), donde vuelven al pop.
Cat Stevens del verano del amor al Islam
El 23 de diciembre de 1977 (16 de Muharram de 1398, según el calendario musulmán), Cat Stevens anunció al mundo que había sentido la llamada del profeta Mahoma, motivo por el cual decidía abominar de los bienes materiales y asumir el nuevo nombre de Yusuf Islam. Hasta ese mismo día, Cat Stevens practicaba un estilo intimista y hippy en once álbumes en sólo ocho años.
Pero aquella mañana de diciembre, este hijo barbudo de madre sueca y padre griego decidió modificar drásticamente su orden de prioridades.
Blur del brit al cómic
Damon Albarn era en los 90 el rubio guapo y arrogante del brit pop, pero su estrella declinó cuando su grupo, Blur, grabó 13 (1999), tan espeso que casi nadie lo escuchó hasta el final.
Dispuesto a diversificar su actividad, Albarn se sacó de la chistera un grupo de dibujos animados. El cuarteto virtual se llama Gorillaz y desarrolla unos personajes histriónicos salidos del lápiz de Jamie Hewlett, creador del cómic Tank Girl: un cantante zombi (2D), una guitarrista japonesa y karateka (Noodle), un chico malo con poderes (Russel) y un temible satanista con halitosis (Murdoc).
Kiss de las pinturas al desmaquíllate
Quizá lo que más les preocupaba fuera que se terminara su racha de portentosos machos: ¿cómo serían que nunca dejan ver limpio su rostro: igual son tremendamente feos? A mediados de los setenta la prensa llegó a ofrecer hasta 25.000 dólares por una foto de los Kiss sin maquillaje.
Y, de repente, un buen día, se quitan los potes: “La gente dejó de pedírnoslos. Así de simple”. Fue en 1983, con el disco Lick It Up. En su decisión había mucho de agotamiento psicológico: “El maquillaje comenzó siendo una bendición, pero acabó como una maldición. Era como estar en la cárcel: cuando nos desmaquillábamos siempre debíamos escondernos para que no nos reconocieran”. La caída de las pinturas coincidió con su decadencia artística. Siguieron desmaquillados una década. El año pasado, Kiss, pintados, protagonizaron junto con Aerosmith una gira millonaria en recaudación.
Neil Young de hippy a rockabilly
Los fans se sintieron traicionados. Todo llegó de golpe, sin avisar. Neil Young, símbolo del rock, mesías del hippismo, entraba en la década de los ochenta como elefante en cacharrería. Tras, un disco ¡de techno!; al año siguiente, Everybody’s Rockin’, un álbum ¡de rockabilly!
De un extremo al otro, de la electrónica vanguardista a los estándares de los años 50. ¿Justificación? Estaba lo del cambio de compañía.