Consumatum est. Las reformas a la Ley del Instituto Mexicano del Seguro Social han sido aprobadas por la Cámara de Senadores. ¿Fin de la historia? No lo creo, porque no se miraron otros ángulos.
Ángulo agudo: el menor o más cerrado, según el diccionario de la Real Academia Española. Hace un año las autoridades del IMSS redujeron la problemática del Instituto a las erogaciones que representan el pago de jubilaciones y pensiones de sus trabajadores. Ahí centraron los focos rojos. Ahí llevaron prácticamente toda la discusión.
Números fueron y números vinieron. Nos contaron los millones que se necesitaban antes, los millones que se necesitan ahora y los millones que se necesitarán en los próximos diez años. Todo el discurso fue: Nuestros pensionados y jubilados (los de ahora y los que vienen), nos salen tan caros que por su culpa el IMSS está en crisis. No lo dicen así, claro, pero aunque lo pongan en palabras lindas y lo arropen en lenguaje técnico, ese es el mensaje que a mí me dejaron.
Ni una palabra o muy pocas, dichas en voz baja y como de refilón, respecto a que el dinero que a cada trabajador/a se le descontó de su salario precisamente para, llegado el momento, pagar sus pensiones y jubilaciones, diversas gestiones administrativas se lo gastaron, sin autorización de las y los trabajadores. Que se haya gastado, como afirman, en obras, hospitales y demás, es absolutamente secundario; el punto es que en este momento no les estarían echando en cara que son una carga para el Instituto si no hubieran dispuesto indebidamente de ese dinero. ¿Quién va a responder por ello?
Es cierto que la reforma aprobada señala expresamente que no se aplicará ni a las y los actuales pensionados y jubilados, ni a las y los trabajadores que ahora prestan sus servicios en el Instituto, sino sólo a quienes ingresen a partir de ahora. Pero, la mayoría de empleados/as y ex empleados/as no les cree (la burra no era arisca, diría mi abuelita) y suponen que tarde o temprano se verán afectados. De hecho, en diciembre pasado, a varios pensionados/as les recortaron buena parte de su pensión so pretexto de un impuesto que, según especialistas, es ilegal y que peleándolo ganarían en unos… diez años (fecha para la cual, desde luego, varios ya habrían muerto). Si lo hicieron una vez, concluyen, lo pueden hacer muchas veces más.
Como sea, algunos analistas señalan que las reformas sólo serán un paliativo a muy corto plazo y que lo que se requiere es una reforma integral. Es decir, el IMSS seguirá en crisis.
Ángulo obtuso: el mayor o más abierto que el recto. ¿Por qué no mirar el todo? ¿Por qué no estudiar con ojo crítico todos los elementos que pueden estar contribuyendo a la crisis del IMSS? Y me refiero a lo caro que cuesta la ineficiencia, a lo caro que cuesta la corrupción y a lo caro que cuesta mantener una élite burocrática.
Porque no me van a decir que el Instituto es un ejemplo de eficiencia. En agosto del año pasado, en este mismo espacio, conté la experiencia de mi amiga Beatriz, quien necesitó viajar muchas veces a otra ciudad para recibir atención médica especializada. Entre los viáticos y el pasaje el Seguro le proporcionaba cada vez 812 pesos. Cuatro veces fue dinero tirado a la basura porque ¡el médico no se encontraba! En cinco meses, sólo en una paciente, en un hospital, el IMSS tiró tres mil 284 pesos. ¿Cuánto impacta al presupuesto anual el rosario de ineficiencias?
Tampoco me van a decir que no hay corrupción. ¿Santiago Levy apostaría su cabeza a que el IMSS es un ejemplo de honestidad? La pregunta es: ¿cuánto impacta al presupuesto la corrupción en el Instituto? Y por último, no me van a decir que los salarios de la élite no afectan el presupuesto. En un esclarecedor artículo, Enrique Quintana (Reforma, julio 26) saca cuentas de lo que representan los salarios de las plazas de confianza y señala cómo, a pesar de que se han reducido este tipo de plazas en un 20 por ciento, quienes ocupan esos espacios en promedio ganan más. Santiago Levy gana más de 200 mil pesos al mes y 17 categorías por debajo del director general reciben ingresos superiores a 100 mil pesos mensuales. Si el Instituto está en crisis ¿no sería deseable que todos, sin excepción, pusieran su grano de arena en esto de la austeridad? ¿Cuánto mejoraría el presupuesto si la élite ganara, digamos, la mitad?
En resumen: diputados y senadores decidieron mirar el ángulo agudo y siguiendo las sugerencias de las autoridades del IMSS, recetar aspirinas. La cirugía mayor se pospuso hasta que el paciente colapse. ¿A quiénes les van a echar la culpa entonces? ¡Ah!, claro, jubilados y pensionados seguirán estando ahí.
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