A mi hija Gloria
Tus ojos como lagos estivales,
tus labios encendidos de rubí,
en tu pelo el color de los trigales,
el pincel del Creador dibujó en ti.
Te regaló también feliz infancia,
y te dio una radiante juventud,
de las hermosas flores la fragancia,
y el sonido divino del laúd.
Aparte de dotarte de belleza,
puso en tu mente luz;
te regaló constancia y fortaleza,
para cargar el peso de tu cruz.
Como premio final te mandó
un hijo nacido de tu vientre de mujer;
con otros cuatro hijos te bendijo,
que llegaron a tu vida en el ayer.
Todo eso te dio Dios, hija querida,
¿tú qué le has dado a Él?,
acércate a sus pies, dale tu vida,
cobíjate en los brazos de Emmanuel.
Tus ojos como lagos estivales,
tus labios encendidos de rubí,
en tu pelo el color de los trigales,
el pincel del Creador dibujó en ti.
