Vértigo
Déjame amar, hermoso anhelo,
el engaño no tiene la razón;
evita al hombre tachonar el cielo
con cariño se viste el corazón.
Cuando los densos humos del placer disipan
y veo la estela que dejé atrás,
podré amar a desquiciar el alba,
pero pensar en olvidar ¡jamás!
Y soñar saboreando el embeleso
y sentir que se baten nuestras almas
y como azote se estremece el beso
al unísono latir del corazón.
No dejaré de querer
si no amanece otra vez,
siento el vértigo de amar
aunque me arrastre a tus pies.