Castigado
La campana ya suena,
y yo quiero salir;
pero Miss María Elena,
no me deja partir.
Es que estoy castigado,
por reír y jugar,
y muy solo y hambreado,
me tendré que quedar.
Si al menos yo pudiera,
al director llamar,
y el muy buen quisiera,
mi castigo anular.
Yo me iría a mi casa,
muy contento a comer,
leche con calabaza,
mil cuentos a leer.
¡Ya me encuentro en la calle!
Me han dejado salir,
¡Viva! ¡Viva el La Salle!
¡Qué alegría de vivir!