Madre enferma
Enfermaste en enero
comenzaste a sufrir
y en el mes de febrero
te contemplé morir.
Un estremecimiento
todo mi ser cimbró
como un derrumbamiento
que todo lo cubrió.
Un filoso puñal
atravesó mi pecho,
hacíame mucho mal
verte inerte en tu lecho.
En el mundo entero
a nadie yo amaba
como a ti te quiero
cuánto te adoraba.
Fuiste la alegría
de mi tierna infancia
madrecita mía
llena de fragancia.
Me diste tus años mejores
haciendo mis horas amenas
quitando dolores
mitigando penas.
Nunca te cansabas
era eterna tu linda sonrisa
con cuánta bondad me cuidabas
con trinos de aves
con frescura de brisa.
Yo sé que en el cielo
estás alabando al Señor
que tu amor y celo
te llevaron al Santo Creador.
Yo sé que alegre tú cantas
alabanzas al Dios de bondad
que dichosa tu canto levantas
en la gloria y en la eternidad.