Chirac y Berlusconi insistieron en que los sistemas de alerta se encuentran ya en ambos países con "14 mil eventuales objetivos controlados".
02 de julio 2004.
París, (EFE).- El presidente francés, Jacques Chirac, y el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, destacaron hoy la "gran cohesión" de puntos de vista y la "perfecta colaboración" entre sus países, que se toman "muy en serio" las amenazas de Al Qaeda contra Europa.
Ambos mostraron, en una conferencia de prensa conjunta tras la 23 cumbre franco-italiana, una imagen de sintonía casi total entre dos "hermanas, muy cercanas por corazón, historia y cultura" y que "deben siempre construir juntas", sobre todo Europa, según Chirac.
Como ejemplo de ese mutuo entendimiento, el presidente galo dejó claro que Francia "tiene el deber" de extraditar al ex líder de un grupúsculo terrorista Cesare Battisti, condenado en Italia a cadena perpetua por tres asesinatos y refugiado en París desde 1991.
Chirac se pronunció sorprendentemente sobre este controvertido asunto, a pesar de que sigue en manos de la Justicia y del amplio respaldo con el que cuenta Battisti entre los intelectuales galos, y recordó que el ahora escritor fue sentenciado "por delitos de sangre" en un "Estado de derecho".
El anuncio de Chirac fue recibido con agrado contenido por Berlusconi, para quien se trata de una muestra de apoyo especialmente valiosa en un momento de fuertes tensiones internas en su mayoría gubernamental.
Los dos dirigentes se mostraron también en la misma onda respecto al juicio al ex dictador iraquí, Saddam Hussein, que ayer compareció por primera vez ante la justicia para ser acusado de crímenes de guerra, y sobre el que ambos dirigentes se mostraron muy cautos.
"Dejemos ahora a la justicia iraquí que continúe su acción", fue el escueto comentario de Chirac, en tanto que Berlusconi añadió: "hemos dado al Gobierno de Irak su plena soberanía. Dejémosle que la ejerza según las leyes del nuevo Estado".
Saddam Hussein, que podría ser sentenciado a la pena de muerte, compareció el jueves ante el Tribunal Especial Iraquí que le acusa de crímenes contra la Humanidad.
Los dos también aseguraron tomarse "muy en serio" las amenazas de atentados terroristas en Europa de Al Qaeda e insistieron en que los sistemas de alerta se encuentran ya en ambos países "en niveles muy elevados", con "14 mil eventuales objetivos controlados por las fuerzas de seguridad" italianas, dijo Berlusconi.
"La colaboración desarrollada entre ambos países, así como con otras naciones europeas, además de Estados Unidos y Rusia es fundamental" y "permite hacer el máximo" esfuerzo, según Chirac.
Sin embargo, fue en la construcción europea el terreno en el que Chirac más destacó la "gran cohesión" de Italia y Francia, país que Berlusconi calificó de "nuestra segunda patria".
El presidente francés, que mencionó la elección unánime de José Manuel Durao Barroso como futuro presidente de la Comisión, pero no aludió al rechazo de Berlusconi al primer candidato de París y Berlín, se mostró "feliz" de que se haya llegado a "una situación histórica con la ampliación y el acuerdo sobre la Constitución".
La futura Carta Magna "se firmará el próximo 20 de noviembre, creo, en la misma sala en la que se rubricó el tratado fundacional de 1957", dijo Berlusconi, un hecho por el que Chirac se congratuló especialmente.
Los dos mandatarios estuvieron acompañados por el primer ministro galo, Jean-Pierre Raffarin, y los titulares de Finanzas, Interior, Transportes, Exteriores, Defensa e Investigación de ambos países.
En todos esos campos "la colaboración es perfecta", dijo Chirac, que anunció la creación de un semanario gubernamental regular entre ambos países, como los que ya existen con España, Marruecos y Rusia.
Los avances en proyectos comunes como el enlace ferroviario Lyon-Turín, con un coste de 12 mil 500 millones de euros y que debe estar finalizado en 2018, así como en el terreno naval, espacial y de investigación fueron saludados por los dos dirigentes como "importantes progresos".
A pesar de la "fuerte convergencia" mostrada hoy, las diferencias políticas entre París y Roma también han sido relevantes, como en su posición ante la guerra de Irak o el rechazo italiano al candidato de París a la presidencia de la CE, sin olvidar el malestar de Berlusconi por no haber sido invitado a los actos del 60 aniversario del Desembarco de Normandía, en los que estuvieron los principales líderes mundiales.