Invitación a la lectura
Selección de Emilio Herrera M.
Corrupción y Terror son pues los dos modos de lograr y usar del poder que habremos de examinar. Corrupción como técnica psicagógica para lograr la lealtad y la adhesión del hombre hacia las causas inicuas; Terror como medio de eliminar la desobediencia. Nos proponemos pues destacar cómo, en nuestra opinión, las élites de Occidente lograron ?la complicidad colectiva?, a base de pervertir al hombre, empujándolo por el camino de la pasión, tras el presentarle los sofismas que ?justificaban? la conducta pasional. Pero antes de examinar el proceso psico-terógeno ?que merece tratamiento por separado? queremos abocarnos al examen de otros fenómenos que constituyen la característica del terántropo moderno, esto es, el imperialismo y la tiranía, que completan el cuadro de la megalomanía. El examen de la tiranía es de especial interés, en tanto que nos permitirá examinar el otro aspecto del poder terógeno: la coerción en el grado de terror para eliminar la desobediencia.
Antes de iniciar el examen del binomio corrupción-terror, no podemos menos que evocar, de nueva cuenta, el episodio de Caín y Abel, porque es simbólico del proceso que examinamos. En efecto, Caín, antes de asesinar a su hermano debió ser ya ?en su psique? un fratricida. Más aún, como fratricida en potencia ya había sin duda considerado, y reconsiderado, la posibilidad de suprimir a su hermano y sin duda, ya había encontrado ?razones? que ?justificaban? el crimen en su fuero interno. Sólo necesitaba de una ?provocación? para descartar los residuos de amor fraterno que le detenían. ¿En qué consistió tal provocación? ¿Fue la alegría de Abel ?signo indudable de superioridad humana? la gota que derramó el vaso del resentimiento? ¿Fue algún hecho que trasluciese la preferencia de los padres por la disposición pacífica de Abel? Cualquiera que haya sido el caso, alguna provocación o algún hecho molestó lo suficiente a Caín para convertir en delincuencia de facto lo que era ya delincuencia de intención. Pero además, al cometer su delito, Caín conocía ya de antemano el enorme e infalible poder de que dispondría si para consumar su ?proeza? se ayudaba de la traición.
La lección que nuestra interpretación del episodio bíblico nos revela, la cual es aplicable a la historia, es que el hombre, antes de dedicarse a la práctica de la criminalidad en forma sistemática, necesita primero criminalizarse psíquicamente. Pero lo que el episodio bíblico no revela y que sí en cambio nos enseña la historia ?y en especial la moderna? es que mediante la práctica sistemática del sofismo en apoyo de la megalomanía, la criminalidad acaba por convertirse en estado habitual del hombre. Y en este ambiente criminalizado, los líderes de la iniquidad no sólo encuentran normal el uso irrestricto de la corrupción y de la coerción ?como sucede en la tiranía? sino que también provocan la complicidad del pueblo -como sucede en el imperialismo? para que la coerción sea aplicada en escala masiva y los pueblos se conviertan en máquinas de exterminio o de expoliación.
MIKHAIL FERSEN. EL FRACASO DE OCCIDENTE. EDITORIAL JUS. S. A.
MÉXICO 1968.