Invitación a la lectura
El mito acerca de la guerra de Troya es que la hubo. No fue así. Al menos, no hubo una de la que estemos enterados. En los miles de años que han transcurrido desde que apareció la epopeya de Homero, nadie ha encontrado pruebas de que ocurriera la guerra allí descrita. Sus entusiasmos sólo tienen esperanzas. (Ni siquiera sabemos si Homero fue real.)
Es cierto que existió Troya. De hecho, según los testimonios arqueológicos desenterrados en el Siglo XIX y principios del XX, al parecer hubo al menos nueve Troyas, apiladas una sobre otra (situadas en lo que hoy es Turquía). Pero no hay ninguna prueba de que jamás hubiera una guerra entre Grecia y Troya en que intervinieran una bella reina llamada Elena, un gran caballo de madera o un héroe que tenía un talón de Aquiles.
Puede suponerse que griegos y troyanos combatieran en alguna ocasión. Después de todo, eran humanos. Y debió haber alguna razón para que los troyanos construyeran las enormes murallas que rodeaban su ciudad, pero no hay prueba arqueológica alguna de que un ejército acampara fuera de los muros de Troya, ya no digamos un inmenso ejército griego de 110 mil soldados.
En todo caso, gran parte de esa historia es claramente inverosímil. Resulta inconcebible que una guerra durara diez años; nunca se habría podido mantener tanto tiempo la disciplina militar (se sabe que ninguna otra guerra de esa época duró más de unos cuantos meses). Y nadie cree que los soldados griegos estuvieran acampados en la playa todos esos años, con sus reyes incluidos. El asunto de Elena ?que supuestamente huyó con un príncipe troyano, y que los griegos fueron a la guerra para rescatarla? resulta romántico pero insostenible. Además no es muy probable que ella escapara. Fitz Roy Raglan, experto en historia universal, afirmó que no pudo encontrar ?ningún ejemplo? en la historia ?de que una reina huyera con un príncipe extranjero... ni con nadie más?.
Como quiera que sea, nadie sabe si Elena siquiera existió. Desde luego, según la tradición, la beldad cuyo rostro ?hizo zarpar mil naves? vivió y fue reina. Pero según la tradición, también era hija de Zeus y ?salió del huevo de un cisne?.
En cuanto a la historia del Caballo de Troya, absolutamente nada lo demuestra. De los miles de objetos que han aparecido en las repetidas excavaciones de Troya, ninguno apoya la existencia de un gran caballo de madera.
Los que afirman la historicidad de la guerra de Troya insisten en que no importa si algunos detalles son increíbles o no pueden ser demostrados. Lo que cuenta son los detalles creíbles. Pero, según este método, podía descubrirse que cualquier poema tiene confirmación histórica. El hecho de que un poema incluya uno o dos personajes reales no significa que trate de un acontecimiento histórico. Y sin embargo éste es el tipo de argumentos que sostienen los apologistas de la epopeya homérica.
Tucidides creyó que la historia de Troya era cierta. Pero Tucidides vivió más de ochocientos años después de que supuestamente ocurriera la guerra y no estuvo en mejor posición que nosotros para comprobar su verdad. Probablemente sólo quiere creer en ella.
A Homero se le ha atribuido, desde hace mucho tiempo, esa historia, pero nadie sabe quién fue Homero, dónde vivió, si realmente existió o cómo pudo encontrar información fidedigna acerca de la temprana historia de Troya. Si vivió, fue en el Siglo VIII o IX a de C., unos cuatro siglos después de la guerra que describió. Es probable que hoy sepamos más acerca de la verdadera Troya de lo que él pudo saber.
Desde luego es probable que el relato fuera transmitido casi intacto a lo largo de los siglos. En los tiempos antiguos de la tradición oral, la gente tenía mejor memoria que hoy. Pero, ¿por qué se molestarían los griegos en celebrar una guerra contra Troya cuando no se preocuparon, en cambio, por recordar muchas otras cosas más importantes que ocurrieron en su pasado?
Lo que nos han dejado es un poema escrito por un hombre que acaso no vivió, acerca de una guerra que probablemente nunca ocurrió.
LEYENDAS, MENTIRAS Y MITOS DE LA HISTORIA UNIVERSAL. RICHARD SHENKMAN. EDIVISIÓN COMPAÑÍA EDITORIAL, S. A. IMPRESO EN MÉXICO 1998.
