Durango

Parricida muere en balacera

DURANGO, DURANGO.-Durante un enfrentamiento a balazos con la policía, murió Manuel Soto Ibarra, de 26 años de edad y quien unas horas antes había dado muerte a su madre Irma Rosa Ibarra Jiménez en la colonia Ejidal de Canatlán, Durango.

De acuerdo a la información que se proporcionó en las oficinas de la Policía Ministerial, se indica que el viernes por la tarde, transitaba Manuel Soto Ibarra a bordo de una camioneta GMC modelo 1981, con plazas FN-11528 por la carretera Durango-Parral y a la altura del kilómetro 110, antes del poblado la Laguna, del municipio de San Juan del Río, los elementos de un retén de revisión policiaca procedieron a marcarle el alto.

Este sujeto, quien manejaba con exceso de velocidad, en lugar de aminorar la marcha y detenerse, aceleró más el vehículo y emprendió la huída, lo que pareció sospechoso a los guardianes del orden, quienes de inmediato iniciaron la persecución del presunto infractor.

Durante tres kilómetros se prolongó la loca carrera de Manuel, con los policías prácticamente ?pisándole los talones?.

En un momento determinado y en forma intempestiva, la camioneta color guinda en que se desplazaba Manuel Soto Ibarra, hizo alto, dio medio giro y de la cabina bajo el sujeto con un rifle AR-15 con el que disparó una ráfaga hacia los policías que lo perseguían.

Los agentes de la Ministerial, se inmediato se protegieron de la agresión y en su defensa contestaron el fuego, acertándole al agresivo sujeto un balazo a la altura del cuello, pocos centímetros abajo del mentón; este impacto penetró en la cavidad craneana y casi en forma instantánea le cortó la vida a Manuel.

Al momento de hacer el levantamiento cadavérico y revisar el vehículo en el que se desplazaba el ahora occiso, los agentes policiacos encontraron en una de las bolsas del pantalón de Manuel Soto Ibarra, un trozo de papel en el que había escrito a mano lo siguiente: ?Yo no maté a mi madre...su cuerpo está enterrado en el cuarto en construcción de la casa... Yo no vendo droga?.

Al ver el contenido del escrito, los agentes de la Policía Ministerial se mostraron sorprendidos y de inmediato se trasladaron al domicilio provisional de este sujeto en la colonia Ejidal del municipio de Canatlán, en donde efectivamente encontraron, casi a flor de tierra, le cuerpo de una mujer de aproximadamente 52 años de edad y a quien posteriormente se identificó como Irma Rosa Ibarra Jiménez, madre de Manuel.

Durante las averiguaciones que llevaron a cabo los agentes policiacos en el lugar donde se encontró el cadáver de la mujer, logró conocerse que Manuel, lo mismo que otro hermano viven, el primero en Tijuana y el otro en los Estados Unidos y que solamente en forma esporádica venían a visitar a Irma Rosa.

Vecinos de la ahora occisa y sus hermanos Rosa María y Valentín, dieron a conocer que cada vez que venía Manuel a la casa de Irma Rosa, se generaban fuertes discusiones entre ambos, pero la mayor parte de esas discusiones tenían su origen en el excesivo consumo de drogas por parte de Manuel, a lo que su madre se oponía rotundamente y por ello le llamaba constantemente la atención.

Suponen los testigos y los hermanos de Irma Rosa, que fue durante una de esas discusiones cuando Manuel, posiblemente bajo los efectos de alguna de las drogas que acostumbraba consumir, estranguló a su madre y posteriormente procedió a inhumarla en forma clandestina en el cuarto en construcción donde fue encontrada.

Para cubrir las apariencias y darse tiempo de huir, luego de ultimar a su señora madre, Manuel fue con los hermanos de ésta, sus tíos Rosa María y Valentín Ibarra Jiménez, a quienes les avisó que su mamá se había tenido que ir a Estados Unidos porque su otro hermano había sufrido un accidente.

Los hermanos de la ahora occisa en principio creyeron la versión antes mencionada y solamente desearon que le fuera bien a la mujer.

Por su parte, Manuel, una vez que pasaron los efectos de la droga que aparentemente había consumido antes de terminar con la vida de su mamá, se dio cuenta de la magnitud del delito cometido y decidió emprender la huía, para lo que abordó su camioneta guinda y se dirigía a Durango cuando se topó con el retén de la policía que estaban en operativo de vigilancia para la detección de armas y droga.

Posiblemente creyendo que lo habían descubierto y lo estaban buscando, al ver que le marcaban el alto, antes de frenar, apretó el acelerador, pasó por el retén y pretendió eludir la acción de la justicia.

Los hechos que siguieron, se relatan al inicio de esta información y culminaron con la muerte del filicida a manos de los guardianes del orden que repelieron la agresión que Manuel inició con un rifle AR-15.

Los cuerpos de Irma Rosa y su victimario Manuel, pasaron al Servicio Médico Forense en donde se realizaron las necropsias de rigor y en el caso de la mujer se determinó como causa de la muerte la asfixia por ahorcamiento y en el caso de Manuel, un shock hipovolémico y lesiones mortales por necesidad en la cavidad craneana.

Consternación

Tristeza por muerte de la maestra

Existe consternación en la comunidad de la colonia Ejidal de Canatlán por la muerte de Irma Rosa Ibarra Jiménez, quien fue asfixiada y enterrada por su propio hijo ya que según los datos de los lugareños esta mujer de 52 años de edad se desempeñaba como maestra de la primaria Lázaro Cárdenas en su comunidad.

En la colonia el Ejidal en el municipio de Canatlán persiste el desconsuelo por la muerte tan abrupta de la maestra, los niños y padres de familia se mostraron ayer inconsolables.

Los habitantes de la colonia donde vivía la maestra, no se explican en que momento un hijo puede dar muerte a su madre, ellos se unen a la pena de la familia que tampoco se explica el por qué del tan lamentable acontecimiento.

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