POR ANILÚ KARAM VON BERTRAB
EL SIGLO DE TORREÓN.
La presencia de un torero “hermoso” fue la principal atracción,
la plaza de Toros Torreón,
presenció un ambiente de a “montón”.
La noche del viernes los “carteros” y “paperos”, como se les acostumbra llamar,
eran de los pocos que en el lugar podían transitar,
entre el publico aficionado,
encontramos en su mayoría,
a jóvenes por todos lados.
¡¡Ole, Ole!!, gritaba el público con emoción,
los toreros pretendían,
del toro “asador” o bien de “ojitos negros”
captar su atención.
“Labrit”, uno de los caballos de Pablo Hermoso,
gustó al público por su simpático danzón,
primero alzó una patita,
después dio una vueltecita.
A las diez y media todo terminó
la gente satisfecha se marchó,
lo que sí dijeron fue:
¡Qué Pablo Hermoso vuelva a Torreón!