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LOUISVILLE, EU.- El desenlace fue brutal y repentino como en muchas de las peleas de Mike Tyson. Primero fue una andanada de golpes devastadores y después la caída de un boxeador ensangrentado sobre la lona.
Lo más sorprendente fue que el derrotado era el mismo Tyson.
Su retorno al boxeo desencadenado por la desesperación financiera no pasó el viernes del cuarto asalto, cuando un boxeador británico de poco nombre, Danny Williams, noqueó a Tyson con un salvajismo que alguna vez caracterizó al ex campeón de todos los pesos.
A los 38 años, Tyson se agotó después de tratar de derribar a su rival en los tres primeros rounds y fue derribado con una derecha que puede haber puesto fin a sus esperanzas de volver a aspirar a una pelea por el título.
"En cuanto lo lastimé le di con todo", dijo Williams.
Vencido y apaleado, Tyson quedó sentado indefenso en un rincón con el rostro sangrante. El otrora temido ogro del boxeo tenía la mirada perdida en el vacío.
En su rincón, el derrotado se disculpó con su entrenador. En el otro extremo del ring, Williams celebró y le propuso matrimonio a su novia, que aceptó enseguida.
Y simultáneamente, un grupo de abogados empezó a pensar de qué modo Tyson podrá pagar los 38 millones de dólares que debe, ahora que su valor se desplomó tras una derrota tan aplastante.
"La gente se olvida que no era un Mike Tyson en su mejor momento. Era un Tyson de 38 años", dijo Williams. "Pensé que podía ganar".
El británico liquidó la pelea con una lluvia de golpes que enviaron a su rival contra las cuerdas en el cuarto asalto. Con la sangre que le caía por la cara Tyson pareció contemplar el final y luego hizo un esfuerzo por ponerse de pie pero el árbitro decretó el final a los 2:51.
"Lo siento. Estoy decepcionado", dijo Tyson a su entrenador Freddie Roach. "No tienes que disculparte conmigo", le respondió éste.
Los asistentes de Tyson dijeron que el boxeador se lesionó una rodilla hacia el final del primer asalto. Fue llevado a un hospital para darle puntos por un corte cerca del ojo derecho.
"Sentí que lo tenía", afirmó Williams. "Recordé cómo lo peleó (Evander) Holyfield acosándolo con un golpe tras otro".
Al comienzo de la pelea Tyson acertó algunos fuertes ganchos de izquierda. Pero cuando Williams superó su temor inicial, empezó a replicar de igual a igual.
Roach dijo que Williams "es un tipo fuerte con mucho corazón y aprovechó la oportunidad de su vida".
Tyson ganó los primeros tres asaltos, aunque Williams también encajó buenos golpes a la cabeza.
Fue la primera pelea de Tyson en 17 meses, y la segunda desde que fue apaleado por el entonces campeón mundial pesado Lennox Lewis hace dos años. Pero Lewis era un campeón legítimo, mientras que Williams, de 31, era un virtual desconocido con el título de campeón pesado británico.
Tyson peleó para tratar de resucitar una carrera que lo llevó a ganar –y derrochar– 300 millones de dólares, aunque su derrota quizás señala el final de una era en la división de los pesados.
La foja de Tyson cayó a 50-5-2. Ganó ocho millones de dólares por la pelea número 57 de su tumultuosa carrera iniciada hace 19 años. Sólo puede retener dos millones, ya que el resto va para pagar parte de sus 38 millones de deudas a los acreedores según un plan de reorganización financiera en caso de bancarrota.
Tyson tiene un desgarro en un ligamento de una pierna
Mike Tyson se desgarró un ligamento en la pierna izquierda en el primer asalto de la pelea que perdió por nocaut ante Danny Williams, anunció ayer su apoderado.
Shelly Finkel dijo que un examen reveló un desgarro en los meniscos laterales y que Tyson no podía caminar ayer apoyando esa pierna. Agregó que la ex esposa del boxeador, Mónica, que es médica, leyó los resultados.
"Por eso no pudo lanzar la mano derecha durante el resto de la pelea", dijo Finkel. "Yo le gritaba que la sacara pero no podía".
Tyson dominó el primer asalto, pero hacia el final de ese primer episodio giró sobre su rodilla e hizo un gesto de dolor. Finkel dijo que Tyson quiso seguir peleando.
Williams noqueó a Tyson con una andanada de golpes en el cuarto asalto.
"Pensándolo bien, ojalá me hubiese dicho que no podía continuar", dijo Finkel.
