Dos perros se atacan mientras centenares de afganos -- hombres exclusivamente -- vitorean sus favoritos en las peleas de perros celebradas a las afueras de Kabul.
Bajo el ojo de árbitros experimentados, los canes luchan de manera salvaje, pero no hasta la muerte, ya que son demasiado valiosos como para acabar como los gladiadores romanos. Entre el público se apuestan grandes sumas de dinero sobre el resultado de una pelea.