Pekín, (EFE).- Expertos en arqueología y patrimonio cultural denunciaron el grave deterioro de la Gran Muralla, el monumento más célebre de China, en su tramo occidental, debido al uso "imprudente" que de ella hacen campesinos, empresarios y gobiernos locales.
La utilización de ladrillos de la Gran Muralla para hacer casas y edificios agrícolas o la construcción de edificios junto a ella están poniendo en peligro una obra iniciada hace más de dos milenios, que llegó a medir casi 6.000 kilómetros pero de la que sólo quedan unos 2.000 en pie.
Según los expertos citados por la prensa oficial china, la situación es especialmente grave en la provincia occidental de Shaanxi, donde se encuentran los tramos más antiguos de la muralla, construidos entre los siglos IV y II antes de nuestra era.
En esa provincia, que fue el centro del imperio chino en aquella época, se ha perdido al menos un tercio de los tramos reconstruidos siglos más tarde, durante la dinastía Ming (1368-1644), época en la que China volvió a cerrarse a las influencias exteriores y a dar importancia a esta construcción defensiva.
Las acciones de los campesinos, pero también la construcción de carreteras y embalses en la provincia, han acabado con casi 200 kilómetros de muralla construida en esa época en la zona.
En la vecina región de Ningxia, marco de los tramos más "salvajes" de la muralla -en el medio del desierto y a veces utilizados como corrales para las ovejas- se ha denunciado recientemente la apertura de tres boquetes para dar paso a varias carreteras locales.
El "crimen" contra la Gran Muralla ha abierto este patrimonio mundial de la humanidad por tres partes, con aberturas de entre tres y cinco metros de largo.
El empresario, llamado Zhou Wen y que ha sido multado con 12.000 dólares, alegó que ignoraba la importancia cultural del tramo que había derribado.
"Sólo quería reparar una parte dañada de la Gran Muralla, para que nuestros descendientes la puedan seguir viendo", alegó en su defensa.