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Pequeñas especies / ?Charly?

M. V. Z. Francisco Núñez González

Al hacer referencia de un perro de gran belleza física, así como el mencionar su extraordinario carácter, me atrevo a decir que ?Charly? es uno de esos ejemplares dignos de elogiar. Un Golden Retriver de tres años de edad, bello de líneas, con un largo y sedoso pelaje dorado, excelente con los niños y obediente con los adultos, de carácter amigable incluyendo con extraños, incapaz de ofender hasta con la mirada, poseedor de una mágica expresión combinada entre inteligencia y bondad.

?Charly? llegó por primera vez a la casa de sus dueños a la edad de dos meses, desde pequeño afloraron los rasgos de su calidad genética, inmediatamente lo llevaron a la clínica para sus primeras vacunas sus dos pequeños dueños acompañados de su padre, como manecillas de reloj se encontraban siempre puntuales con las siguientes citas con el veterinario, incluso de adulto era muy común verlo para su estética.

Pasaron los dos primeros años sin que se presentara enfermedad alguna, para su tercer cumpleaños apareció una pequeña masa irregular en la oreja derecha, el cual me dio muy mala señal por su velocidad de crecimiento y le solicité al encargado de ?Charly?, quien lo llevaba para su atención, un estudio Histopatológico, para conocer el tipo de tumor con el que íbamos a enfrentarnos, antes de los análisis le expliqué que era necesaria la cirugía ya que se trataba de un tumor probablemente maligno por su crecimiento tan rápido.

Efectivamente se realizaron los estudios y el resultado fue el de una infección ocasionada por bacterias, un diagnóstico completamente diferente al que yo había dado desde un principio, no obstante no cambié mi opinión y seguía firme con realizar la cirugía como remedio, luego pasó lo más natural, cambiaron de veterinario.

También dudé del diagnóstico que había yo dado y recuerdo que esos días fueron muy estresantes, pues estaba ?enfrentando? mi mala o buena experiencia contra una ciencia exacta, la ?Histopatología? que es la encargada del estudio de los tejidos enfermos, lo más desagradable era que pensara el cliente que falto a la ética profesional sólo por realizar una cirugía como tratamiento para llevarme unas monedas a la bolsa, pues el laboratorio dice que únicamente con antibióticos se resuelve el problema.

Pasaron los días y no supe de ?Charly?, un día por la tarde al llegar a la clínica, cual fue mi sorpresa que ya se encontraba dentro de una de las jaulas, el encargado me dijo que no habían visto resultados y que además, había dicho la señora, que yo era su veterinario de siempre y que lo que yo decidiera estaba bien.

Se realizó la cirugía y guardé el tumor que supuestamente era una inflamación bacteriana, para cualquier estudio posterior, poco más grande que un limón el tamaño de éste, pasaron los días y cicatrizó perfectamente, no eran aún los treinta días cuando llegó un sábado con otro pequeño tumor en el mismo lugar, aún aplicando quimioterapia.

A la siguiente semana el tumor había crecido más del doble y ya no solamente se encontraba en la oreja, también alrededor y en el cuello. La velocidad de expansión y crecimiento era demasiado rápido, así que les dije que teníamos que extirpar la oreja completa y parte de la piel del cuello, aproximadamente treinta centímetros, la quimioterapia no respondía en lo absoluto.

Los dueños de ?Charly? me sugirieron dormirlo si estaba sufriendo, su temperamento seguía siendo el mismo y conservaba su buen apetito de siempre, así que les dije que le diéramos esa última oportunidad.

Fue una verdadera lástima quitar esa oreja y junto con ella esa belleza física que le caracterizaba, pero primero estaba la vida de ?Charly?.

No pasaron los diez días que habíamos hecho la siguiente cita para retirar las suturas, cuando aparecen nuevos tumores sobre el cuello.

Al hablar con los dueños muy consternados me indicaron que definitivamente lo durmiera, que seguían creciendo y formándose nuevos tumores, no pude interceder a favor de ?Charly? pues también yo había fallado con mis tratamientos y con la cirugía y tenían razón, sólo le estábamos prolongando el sufrimiento a ?Charly? que parecía que todo lo tomaba como un juego, nunca se quejó, ni tampoco hizo el intento de morder al aplicar la quimioterapia.

Al llevarlo a la clínica para dormirlo definitivamente, esperaba muy tranquilo en la jaula, incluso él mismo se introducía al lugar de siempre como si fuera a un baño de rutina, al explicarle a mi asistente sobre la visita de ?Charly? inmediatamente me dijo que continuáramos con la quimioterapia, pues tan sólo habían sido dos sesiones y que restaban otras dos para terminar su tratamiento, incluso ella se haría cargo de los medicamentos y del perro también, y si hubiera recuperación se los devolvería a sus dueños, pero que le otorgaríamos esa última oportunidad, también ella le había tomado un gran cariño al buen ?Charly?. Los dueños accedieron y la doctora continuó con la quimioterapia un mes más, desafortunadamente los tumores se extendieron hacia el brazo y ?Charly? por primera vez se dio por vencido y dejó de comer, aunque su cicatrización de la oreja estaba perfectamente sanada, el cáncer siguió su camino.

?Charly? tuvo una muerte tranquila y estoy seguro que se dio cuenta de la gran cantidad de intentos que se le dieron para prolongar su vida, qué hubiera dado yo por haberme equivocado en el diagnóstico y ojalá todo hubiese sido una simple infección bacteriana.

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