Esta enfermedad es causada por una rickettsia (Ehrlichia canis) que la transmite la garrapata café del perro (Rhipicepahalus sanguineus), aunque existen otras tres variedades de Ehrlichia que también pueden afectar a perros (E. equi, E. platys, y la E. risticii).
El período de incubación de esta enfermedades es de ocho a 20 días, y presenta tres fases la enfermedad; aguda, subclínica y crónica.
Aunque algunos consideran a la ehrlichiosis más común en los meses de verano, la enfermedad se presenta durante todo el año y en una gran variedad de condiciones climáticas. Pueden afectarse perros de cualquier edad.
Los signos clínicos de la enfermedad aguda generalmente son leves o no aparentes. En la mayoría de los casos, los signos son transitorios y desaparecen a las dos o cuatro semanas. Los hallazgos más comunes en el perro son: depresión, letargia, anorexia, pérdida de peso y fiebre. En algunos casos se han presentado signos respiratorios.
Aproximadamente en el 40 por ciento de los perros afectados en la fase aguda se encuentran garrapatas. Los signos clínicos de la fase aguda generalmente se resuelven sin tratamiento, sin embargo, los perros pueden permanecer infectados y llegar a la fase subclínica de la enfermedad, la cual dura de seis a nueve semanas y termina con el desarrollo de la fase crónica. No obstante la fase subclínica puede persistir por periodos de meses o años.
Algunos perros se pueden afectar levemente durante la fase crónica, mientras que otros manifiestan severas complicaciones incluyendo depresión, pérdida de peso, palidez de las membranas mucosas, puntos hemorrágicos en el abdomen mucosas, infecciones secundarias, edema escrotal y en las extremidades. También se puede observar epistaxis (hemorragia nasal) y melena (heces sanguinolentas). Las anormalidades oculares son: uveitis anterior, conjuntivitis, edema corneal y miosis.
Signos neurológicos; meningitis, ataxia (parálisis de las extremidades posteriores), disfunción cerebelar, tremores y convulsiones.
Prevención. El control de la garrapata constituye la única forma de prevención. Se ha hablado de la posibilidad de transmisión al ser humano, sin embargo, aunque pueden infectarse con la Ehrlichia canis, su transmisión no está directamente relacionada con los perros. Además, el Ripicephalus sanguineus probablemente no es el vector para la ehlichiosis humana. (Enfermedades infecciosas en perros y gatos 1998, UNAM. Juan A. Montaño, Jesús Marín, Jorge Domínguez).
Aunque no debe descartarse las posibilidades de transmisión por las variantes de los microorganismos o mutaciones y organismos inmunodepresores a enfermedades que para otros pasarán desapercibidos.
El tratamiento y el diagnóstico se realizará única y exclusivamente por el médico veterinario de su mascota.
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