Hace algunos años, recuerdo que leí una leyenda típica de nuestras tradiciones mexicanas relacionada con la muerte, donde llegaba un esqueleto envuelto en un manto oscuro con una guadaña, sobre una carreta estirada por un par de briosos corceles negros y venía por el alma de la persona que estaba destinada a morir.
Precisamente así me sentí cuando llegué por ?Butch? un viejo Pastor Alemán de catorce año de edad, quien lo dio todo para sus amos, sufría de artritis y su visión era casi nula, su piel empezaba a llagarse y estoy seguro que fue la decisión más acertada de sus dueños.
Conocí a ?Butch? hace algunos años cuando fui a revisarlo debido a que no podía caminar normalmente, perdía el equilibrio al andar, así que sus dueños muy preocupados me hablaron para su atención. Al revisar uno de sus oídos, corroboré mis sospechas, se trataba de una infección en el oído interno, específicamente de los canales semicirculares que es el órgano de equilibrio de nuestro cuerpo al igual que el de los perros.
No lo volví a ver hasta hace unos días, en el mismo lugar donde lo hallé por primera vez hace años, echando junto a la puerta principal de la casa, como un celoso guardián, además por su tamaño imponía con el solo hecho de mirarlo.
Uno de los jóvenes dueños de ?Butch? fue a la clínica, preguntó por los servicios de eutanasia y me pidió ir a su domicilio, no sin antes hacerle una serie de preguntas encaminadas a evitar injustificadamente este procedimiento; edad, alguna enfermedad, si come o bebe, camina, está bajo algún tratamiento, y lo más importante, ¿está sufriendo?, también es necesario preguntar si la decisión es definitiva y si está de acuerdo toda la familia, de no ser así, no realizamos la privación de vida de la mascota, pues nos han solicitado algunos propietarios este servicio sólo por el hecho de no poder atenderlos.
Cuando llego al lugar para realizar ?mi trabajo?, con el solo hecho de verme llegar, afloran los sentimientos hacia su querida mascota, y es donde me siento mal al ver esos momentos solemnes de tristeza y llanto de sus propietarios, trato de hacerles ver que han tomado la decisión correcta, pues la vida con sufrimiento no es vivir con calidad, aunque llego a sentir que mis palabras se pierden completamente por la angustia por la cual están pasando, me piden algunas personas unos minutos con su perro y se despiden haciendo las acostumbradas caricias sobre su cabeza, mientras él parece comprender que se trata de una despedida y se nota tranquilo y resignado, ya que dejará por fin ese sufrimiento que viene padeciendo por semanas, incluso hasta por meses.
Lo mismo sucedió con ?Butch?, quien llegó a casa por primera vez cuando su joven amo tendría tan sólo tres años de edad, donde la niñez mágica inmortaliza a los padres, hermanos, abuelos y también a las mascotas ya que para ellos no son animales. Estuvo unos segundos a solas con él y haciendo las mismas caricias sobre su cabeza se despidió para siempre, recordando los momentos de toda una vida que convivió con su mascota pues desde que tuvo uso de razón, era un miembro más en la familia.
Es muy común que el resto de la familia, no quiera estar presente en esos momentos tan difíciles, además quieren estar a solas para desahogarse, así que uno de ellos es quien toma la decisión de estar por última vez con su mascota, y para atender y pagarle al ?Carretonero de la muerte?.
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