Ya pasaron. Las elecciones de nuestros vecinos, ya pasaron; pero, mientras pasaban, tuvieron fijos los ojos de todo el mundo a las pantallas domésticas y públicas de televisión.
Media Roma, digo, medio Estados Unidos de Norteamérica se felicitaba loca de alegría, intercambiando abrazos, gritos. Sonrisas, risas y hasta lágrimas producto de su emoción, por el triunfo de Bush. Cada quien tiene lo que se merece, dicen y no sé si Bush se merece a su patria, pero, lo cierto es que la mitad de sus paisanos se la consiguieron para otros cuatro años. Bueno, no todos, porque unos poquitos menos de la otra mitad, que estuvieron muy cerca de llevar a Kerry al triunfo, se dolían de haber perdido.
Si hubiéramos tenido un poquito más de buena suerte, le decían al perdedor sus compañeros tratando de consolarlo; pero estas cosas no son de buena o mala suerte, así que hay que reconocer que el ganador debe haberlo hecho mejor para haber ganado y así lo reconoció Kerry que el jueves último, es decir en cuanto supo el resultado de la votación, felicitó a Bush por tal consecuencia.
En lo personal me parece que la lucha no era muy equitativa que digamos, pues alguna ventaja debe representar el participar siendo Presidente de su país, título que serviría para recordar las cosas buenas que tenga hechas y olvidar alguna mala, en tanto que su oponente fue, con méritos, sí, pero con las manos vacías.
Total, que Bush se la ha vuelto a jugar a sus paisanos. Por poco y no, pero sigue donde quiere y a ellos no les queda más que desear y esperar estos próximos cuatro años le sirvan para que le salgan mejor las cosas, entre ellas que pueda reponer al Tesoro lo que cuando él llegó tenía y hoy le falta por ser un manirroto.
Como todavía no llega a los sesenta años, su edad le permite enfrentar problemas como los que le ha creado su guerra en Irak, porque de nadie sino de él es y sacarla adelante, pero, de ello a salir con las simpatías de aquellos indígenas, como que no, como que sería un milagro y más vale no esperarlo. Algunos de los paisanos de Bush esperan eso, pero es tan peregrino que nomás no; no se puede invadir y que por ello les den de besos. Que facilitan dinero, eso sí, pero, de alguna manera lo cobran siempre, a corto o a largo plazo y jamás pierden un trato. Es su destino. Es su misión en este mundo. Pudieran no darlo a los que se lo piden y a veces hasta a los que no se lo piden, pero, entonces, ¿qué harían con él? Avaros no son, no pueden serlo porque son, ante todo, hombres de negocios y donde estén éstos estarán siempre ellos.
Por otra parte necesitan seguir buscando la grandeza de su país, por eso son el país económicamente mayor del mundo. Es su destino. Y con ello tienen que conformarse. El amor es cosa aparte. Una buena relación, mutuamente respetuosa entre ellos y los otros (los otros son el resto del mundo), es más que suficiente. La falta de amor es el precio que tienen que pagar y que han pagado, todos aquellos que han querido cambiar al mundo.