¡Por fin! El último miércoles la noticia que más llamó mi atención en nuestro diario fue la que se refería al interés que, de pronto cobra, subterráneo o no, un gran estacionamiento a la altura de la Plaza de Armas.
En la década de los setenta cuando por primera vez llamé la atención sobre esa necesidad de nuestra ciudad, las dos posibilidades que había eran la subterránea de la Plaza de Armas, tan usada en todas partes del mundo, o la elevada en el Mercado Juárez como propusiera en su momento, siendo presidente municipal de nuestra ciudad, el licenciado Braulio Manuel Fernández Aguirre, sin que las cosas llegaran a mayores.
El crecimiento de Torreón y las posibilidades que han surgido para poder elegir entre subterráneo o elevado, pero, sobre todo el interés en realizarlo que muestran tanto el actual presidente municipal Guillermo Anaya como algunos inversionistas particulares citadinos parecen significar que, por fin, la construcción de un gran estacionamiento en el centro, que venga a ayudar su supervivencia comercial, será posible.
La voz del empresario Pedro Luis Martín Bringas en particular me entusiasmó sobremanera. Habló como los viejos laguneros -de los cuales desciende- hablaban. Su propuesta es “hacer un estacionamiento de ocho pisos hacia arriba” y estar dispuesto a invertir en él entre cuatro y cinco millones de pesos “sin pedir ayuda ni descuentos oficiales al Municipio”.
Medio siglo ha tardado en volverse a escuchar hablar así, pero, como suele decirse: más vale tarde que nunca. Esto quiere decir que el viejo espíritu lagunero subyace en muchos corazones. No todos tienen las posibilidades económicas para realizar este tipo de obras necesarias para apoyar el continuo desarrollo de nuestra ciudad, pero cuando ambas se dan en una sola persona el resultado no puede ser sino la realización más de un viejo sueño y así, todo parece indicar que en esta ocasión tendremos, de una vez, estacionamiento en el centro.
Hay que acreditar también al señor Anaya su disposición de que sea el Municipio el que lo haga; pero, si lo hace el señor Pedro Luis Martín Bringas, nuestro Presidente Municipal puede realizar con ese dinero cualquiera de las muchas otras obras que Torreón necesita y que le darán una mejor presentación para su Centenario que, con la rapidez que el tiempo pasa, casi se nos viene encima.
Cuando recuerdo los argumentos que llegaron a declararse en aquella primer ocasión que se habló de este estacionamiento y que se propuso fuera en la Plaza de Armas porque entonces no había las otras oportunidades que hoy existen, no faltó quién dijera, con toda seriedad, sin que se hubiera hablado jamás de que los árboles desaparecerían, que “entonces dónde dormirían los pajaritos”. Fue cosa de dar risa.
Lo he dicho en otras ocasiones: en Torreón no se hacen rápidas las cosas, pero acaban por hacerse. Para el tango “veinte años no son nada”, para Torreón tampoco lo son treinta. Y creo que una de entre las cosas que a mí me ha hecho vivir los años que llevo vivo, es ver ese estacionamiento, subterráneo o elevado, realizado.
Y seguramente como yo hay muchos otros torreoneses a quienes nos alegró la noticia del miércoles pasado. Lo mismo que saber del gesto tan lagunero de Pedro Luis Martín Bringas, cuyas palabras están cargadas del viejo espíritu de la región y son eminentemente motivacionales. Así hablan los hombres que hacen crecer a sus comunidades y a la patria misma.