EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Pequeñeces/Ladronería

Emilio Herrera

Por más que se quiera no se puede eludir por estos días el tema de la ladronería, ese vivir de robos, hurtos y rapiñas de nuestros políticos e incluso hasta de algunos de nuestros empresarios. Estar al tanto de ello ha venido a ser, desde la semana anterior, el suspense diario de todo México y entre nosotros, los laguneros, después de aquella serie de radio “Simplemente María”, que a principios de los setenta encadenó a todos los mexicanos (y mexicanas), de cocineras a presidentes municipales, pasando por los mismísimos banqueros, haciéndoles dejar a diario cualquier ocupación que tuvieran entre sus manos, o suspender el estudio de decisiones, cualquiera que fuera su importancia, (incluso llegó a verse por el Ayuntamiento en pleno en el Salón de Cabildos o la oficina del presidente en turno), nada había habido que captara la atención de todo mundo como este enfoque de la tele a la corrupción que nos ahoga.

Unos madrugan para enterarse antes de salir a sus oficinas, otros se desvelan, pero ninguno quiere quedarse sin saber las últimas noticias al respecto. Antes eran sólo los aficionados al futbol los que no querían perderse un gol, pero, hasta este deporte pasó a segundo término en estos días donde nadie quiere perderse de conocer oportunamente el rostro del siguiente sinvergüenza, acaso sólo para decir a su pareja mientras ambos miran la tele: “¡Mira!: ¿Quién lo iba a decir? ¡Con la cara que tiene!

Y es que, como algunos dicen: nuestros diputados y otros mexicanos a quienes si usted les pregunta cómo llegaron a ser lo que hoy (la divina garza envuelta en huevo), se quedarán dudosos, inciertos y confusos, sin poder contestar claramente cómo le hicieron para llegar al sitio donde están; pero, eso sí, allí se han ido acostumbrando a no vivir del sueldo sino de comisiones y viáticos que nunca imaginaron y a codearse con otros más audaces que ellos, sin temor a nada en un país donde, de por sí, nada se castiga y, de allí en adelante la corrupción no puede sino seguir hacia adelante, tomando los recién llegados el ejemplo de quienes antes llegaron imitándolos en eso de consumir lo mejor, rentar lo mejor y adquirir lo mejor, aunque esto traten de ocultarlo discretamente, como previsión para el mañana, aunque el mañana de México les importe un pito.

En medio de todo esto lo que parece increíble es la filmación y la grabación de todas esas cintas en las que se dice lo que se dice y se acomodan los billetes de la transa con dificultad, pero de una manera o de otra allí están y en último caso son la prueba irrefutable de que quienes las hicieron posible estaban decididos a exterminar a sus víctimas.

Pero, con todas esas pruebas a quien le toca acabar con todos ellos es al Gobierno. Y mientras el Gobierno no se decida a hacerlo seguiremos como vamos o peor. Y si la democracia que vivimos con amplitud está propiciando toda esta corrupción al parecer ya insuperable, lo que aquí necesitamos, aunque nos pese, es un hombre fuerte, titúlese como se titule, capaz de volvernos honrados a la fuerza y de castigar a quien haga lo que sea que perjudique a México.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 77522

elsiglo.mx