EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Pequeñeces/Mexicanos trabajando

Emilio Herrera

Ser mexicano es algo más que publicarlo a gritos, es justificarlo poniendo amor en lo que cada quién hace para dar lustre a la contraseña que todo lo hecho en México lleva y que reza, precisamente: “Hecho en México”.

Trabajando, y trabajando bien, es como todos los mexicanos debemos hacer patria, celebrando a diario el culto a México, no regateando a lo que hacemos ni un minuto de nuestro tiempo, ni una contribución de nuestra inteligencia. Sea lo que sea lo que hacemos, una vez terminado, debe representar siempre lo mejor que podamos hacer. Si los zapatos italianos, si los muebles españoles, si la maquinaria alemana, si las cámaras fotográficas japonesas, si la ropa norteamericana, tienen fama es porque, estamos seguros de que la inteligencia y manualidad de todos los que han contribuido a pensarlas y fabricarlas han hecho han lo mejor que han podido para que así sea, así como también de que todo ello ha sido supervisado antes de entregarlo a sus primeros compradores. Y todos los trabajadores que intervinieron en esas manufacturas se sienten orgullosos de lo que hacen y de lo bueno que en ello han llegado a ser, y jamás querrían ser menos de lo que son, dentro de lo que incluyen su nacionalidad.

Esta bien que “como México no haya dos”, pero México no es sólo lo que la naturaleza nos dio. México es también los hombres que lo habitan y lo que ellos hacen y cómo lo hacen. Por eso cada día deben hacerlo mejor. Sus empleadores deben preocuparse porque así sea enseñándolos a lograrlo y despertando su amor propio y su amor a México. En un tiempo hubo un lema que se ha olvidado, o no se ha respaldado en la realidad: “Es por México”, y por ello se ha fracasado en tantas cosas. La última de ellas, las Olimpiadas.

México ya no puede dar pasos hacia atrás. En todos los aspectos ha llegado el tiempo de volverse exigente. No conformarse con las utilidades que puede obtener pagando poco a sus empleados, necesita pagar altos salarios para poder ser exigente con sus trabajadores y así, fabricar o dar servicios de primera y llegar a enorgullecerse de todo lo que lleve su marca o su lema, entrando de lleno al campo de la competencia. Porque, si no hacemos lo mejor que podemos, ¿qué caso tiene hacerlo? Lo que hacemos es lo que nos justifica y justifica nuestro orgullo. Si lo que hacemos, sea lo que sea, no nos enorgullece, andamos perdidos. Es decir, no se trata de trabajar por la papa, sino y más que nada por el orgullo, por el exceso de estimación propia.

Nuestro Gobierno debe mantener constantes campañas publicitarias para que todos los hombres de negocios, todos los empresarios, los promotores, se agreguen a esta aspiración. Que no se trata sólo de ganar dinero, y que si de ello se trata, ganarlo en grande, pero con orgullo, no con pena y a escondidas; se trata de comenzar a hacer el México definitivo. Se trata de atrevernos a mirar atrás y ver todo lo que no hemos hecho, tensar nuestra voluntad y empezar a hacerlo.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 110130

elsiglo.mx