Durante la década de 1561 a 1571, ejercieron su autoridad en Zacatecas, los siguientes: 1561, don Antonio Maldonado; 1562, don Pedro Lezama; 1563, don Juan de Rentería; 1566, don Diego de Villanueva; 1567, acontece algo muy importante: Se funda el Convento de San Francisco; 1568, Francisco Morales Batidor; 1569, Diego de Ibarra; y 1571, don Juan de Rentería. (Alcaldes Mayores... Profr. Salvador Vidal, Edic. 1961).
Para conocer sobre la fundación del Convento de San Francisco en Zacatecas, tengo a la vista la Crónica de la Provincia de N.S.P.S. Francisco de Zacatecas, compuesta por el M.R.P. José Arlegui Edic. 1851, que dice:
?Nos don Fr. Pedro de Ayala por la divina miseración y de la Santa Iglesia de Roma, obispo de este nuevo reino de la Galicia, del Consejo de su Magestad &c.- Por cuanto por el M.R.P. Fr. Diego de Olarte, y por el M.R.P. Fr. Ángel de Valencia, primero Provincial de esta provincia de los bienaventurados Apóstoles San Pedro y San Pablo, en que se incluye este nuevo reino de la Galicia de la provincia de Michoacán y por los reverendos padres Fr. Antonio Beteta, Fr. Juan de Ayora y Fr. Pedro de Palacios, difinidores por sí, y en nombre del pleno capítulo provincial, que en esta ciudad de Guadalajara se ha celebrado, nos ha sido hecha relación de la caridad y mucha cristiandad de las personas que residen en las minas de zacatecas y de Pánuco, pues es lo principal después de México, así en calidad, como en cantidad de estas partes y la devoción que a la Orden del Señor San Francisco tienen, con deseos de tener Monasterio de ella para su consuelo espiritual, así en las misas como en los sermones y confesiones, y para que haya abundancia de ministros (porque cada día se aumenta más) y con el fervor de Dios esperamos mayor aumento.
Habiendo acordado de nos pedir y suplicar, les diésemos nuestro beneplácito y licencia para fundar Monasterio de su orden en dichas minas de Zacatecas, y por nos reconocida esta necesidad, su santo celo y servicios de Dios, de su Magestad y provecho de las almas; y ser así como estamos informados de dichas minas, constándonos haber muchos españoles y muchos indios de diversas partes, y habernos en su Magestad mandado y encargado tengamos especial cuidado de los naturales de este obispado, y que habiendo monasterio en las minas, la conciencia de su Magestad estará más bien descargada y la nuestra y los moradores más consolados; y ser calidad de las dichas minas tener monasterio de tan santa orden, y juntamente ser nos hijo y muy devoto de ella, como tenemos obligación de serlo, aprobamos su santo celo dándoles muchas gracias por ello y por las presentes usando de la autoridad que tenemos por el Santo Concilio de Trento, damos nuestra licencia para que en dichas minas se funde monasterio de dicha orden en la parte más acomodada, con acuerdo de los señores justicia y diputados para la misa, sermones, doctrina y administración de Sacramentos, la cual han de hacer como en esta ciudad de Guadalajara; y rogamos y encargamos a dichos padres tengan especial cuidado en proveer dicho monasterio de tales personas como convenga y en virtud de santa obediencia, y so pena de escomunión mayor, mandamos a todos estantes y habitantes en dichas minas, no vayan contra el tenor de esta provisión, antes den todo favor para que haya efecto todo lo en ella contenido, y lo contrario haciendo, los habemos por incurridos en dicha escomunión. Y para más firmeza de lo dicho, mandamos dar esta nuestra provisión firmada de nuestro nombre, y sellada con nuestro sello, y refrendada por nuestro secretario?.
?Dada en Guadalajara en 26 de julio de 1567. Fr. Pedro, obispo de la Nueva Galicia. Por mandado de su Señoría reverendísima. Juan de Andrada, secretario?. (P. 3-4).
