La Comarca Lagunera y especialmente Torreón se fue formando por una gran cantidad de más de 50 etnias extranjeras, además de las nacionales como la de Zacatecas, Durango, Nuevo León, etc., formando un colorido mosaico de diversas ideas y fuerzas de trabajo que formaron una fuerte raza nueva de laguneros dedicados al trabajo y engrandecer a Torreón que en unos cuantos años pasó de rancho a Villa en 1893 y 14 años después, en 1907, al rango de Ciudad.
Una de esas etnias fue la China de hombres dedicados al trabajo tanto en hortalizas, como restaurantes, lavanderías, tiendas de abarrotes y otras actividades productivas. A esta etnia le dedica su libro Las Dos Repúblicas el joven inquieto, estudioso y dedicado a la investigación histórica en el Instituto Municipal de Documentación y Centro Histórico Eduardo Guerra. Su libro se presentó en el lugar mencionado por el señor Manuel Lee Soriano, representante de la Colonia China en Torreón y por el doctor José Luis Ornelas López. Se inicia el libro con un prefacio de Sonia Aguirre Rodríguez, de Difusión Cultural del instituto mencionado.
El autor es hijo de don Carlos Javier Castañón Herrera y de su esposa doña Alma Cuadros Ponce de León de Castañón. Sus abuelos paternos, el C.P. don Arturo Cuadros Vidal, de los fundadores de la ECA y doña Alma Ponce de León de Cuadros; y los abuelos maternos don Primo Castañón Gutiérrez y su esposa doña Juana Herrera de Castañón. El joven autor estudia la licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública en la Universidad Autónoma de Coahuila. No obstante su juventud cuenta con diplomados, cursos, talleres y varias actividades culturales y de investigación.
En el libro Las Dos Repúblicas, título tomado de un negocio de chinos que estuvo en la avenida Morelos de esta ciudad, dice entre otras cosas ?En Estados Unidos, los primeros contingentes de inmigración de chinos fue de 1847 y 1863... Como este tráfico crecía, el Congreso prohibió en 1862 el tráfico de chinos. Seis años después, en los artículos suplementarios del Tratado Chino-Americano de Tianjin, conocido como el Tratado Burlingame, se prohibió definitivamente el comercio de chinos...? P. 47.
Eso originó la entrada a México de chinos. ?...A partir de entonces ?dice el libro- gran número de extranjeros e inversionistas hicieron de La Laguna una de las regiones más internacionales del país. Los gobiernos de Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, España, Italia, Francia, Bélgica y China abrieron consulados en Torreón?. P. 32.
?...Diversas causas permitieron consolidar a La Laguna como una región altamente productiva y por lo tanto, como un polo de desarrollo en el país; desde el desabasto algodonero de los mercados en el sur de los Estados Unidos por la guerra civil el desplome de la minería en Zacatecas; hasta la construcción de la red ferroviaria?. P. 27.
?A México comenzaron a llegar a partir de 1880, año de la firma del Tratado de Amistad, Comercio y Cooperación con China...? P. 49. Y ya para el año de 1898 figura entre los bancos de Torreón, el de los chinos, cuyo edificio ?dice doña Beatriz González de Montemayor en sus Efemérides- el prominente hombre de negocios chino, señor Funk Chuck... éste se localizaba en la esquina sur poniente de la avenida Juárez y calle Valdés Carrillo a un lado del Casino de La Laguna?. P. 13.
También habla el libro de que ?En los años de la revolución, los sentimientos antichinos se exacerbaron al grado de suceder durante el día 15 de mayo de 1911 en Torreón, una de las matanzas más sangrientas y vergonzosas...? P. 54.
Sobre esta matanza, don Eduardo Guerra en su Historia de Torreón, dice en parte que el General Emiliano Lojero, jefe de las armas, abandonó la ciudad en la madrugada del día 15 de mayo de 1911, luego entraron los revolucionarios, ?y el entusiasmo en grupos armados y sin disciplina tiene siempre consecuencias desagradables; éstas no se hicieron esperar, registrándose primero la destrucción de mobiliario y archivos de las oficinas públicas y saqueos parciales de casas de connotados gobiernistas. Como los desórdenes continuaron, y los jefes que querían reprimirlo no podían por carecer de bastante autoridad cada uno por sí solo, se acordó nombrar jefe a don Emilio Madero, por el prestigio de su hermano el jefe de la Revolución (don Francisco I. Madero), y así fue como este señor Madero, puso orden, pero ya la matanza de chinos, que gran número de ellos buscaron refugio en el edificio del Banco Chino, y allí se registró lo principal de la hecatombe. En total el número de chinos muertos fue de trescientos tres (303)?. P. 182.