EL PAÍS
Jerusalén.- El viceministro israelí de Defensa, Zeev Boim, parece haber puesto precio a la cabeza del jeque Ahmed Yassin, después de que Hamas utilizara por primera vez a una mujer para perpetrar un atentado suicida.
En el caso de cumplir sus amenazas, para cuya ejecución tendría que mediar una orden expresa del jefe del Ejecutivo, Ariel Sharon, Israel podría reactivar una espiral de violencia que lleva varios meses bajo mínimos.
Por su parte, el líder espiritual de Hamas desmintió haber tenido conexión alguna con el último atentado, pero se negó a poner fin al terrorismo.
Si el intento fallido de “asesinato selectivo” ejecutado contra Yassin el pasado mes de septiembre no pareció ser fruto de la negligencia del piloto, sino más bien de un error calculado (se utilizó un misil de menor potencia que en asesinatos anteriores), el cofundador de Hamas podría no salir airoso del próximo.
El número dos del ministerio de Defensa aseguró que “está marcado para la muerte, así que más le vale esconderse hasta un punto en que ya no distinga entre el día y la noche”, le espetó públicamente. “No obstante, encontraremos su madriguera y le eliminaremos”, añadió Boim, en unas declaraciones hechas a la radio militar, Galei Tsahal.
El jeque no pareció amedrentarse ante las amenazas y asistió ayer al rezo del mediodía en la misma mezquita a que acude todos los viernes. Consciente de su gran vulnerabilidad, pues debido a una parálisis crónica se mueve en una silla de ruedas y es incapaz de coger un cubierto, Yassin adoptó un tono desafiante en su respuesta. “Nosotros no tememos a la muerte, sino que estamos dispuesto a enfrentarnos al martirio”, señaló, adelantándose a un posible intento real de acabar con su vida.
“Nosotros no nos rendiremos ante las presiones, y la resistencia continuará hasta que la ocupación sea destruida”, agregó a modo de arenga para los militantes y simpatizantes de su movimiento, que fue recientemente incluido en la lista de organizaciones terroristas de la Unión Europea.
Yassin negó estar involucrado en el atentado registrado el miércoles en la entrada al polígono industrial de Erez, en el que murieron tres soldados y un guardia de seguridad israelíes. “No tengo nada qué ver con la actividad militar”, aseguró, dando a entender que el brazo armado (las llamadas Brigadas Izzadin Al Kassam) funciona de forma autónoma respecto del político.
Ante la posibilidad de que asesinen a Yassin el ministro palestino de Negociaciones, Saeb Erekat, auguró una nueva escalada de la violencia. “Provocaría la ampliación del ciclo de violencia, derramamiento de sangre y caos”, previno Erekat.