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MÉXICO, DF.- El cardenal Norberto Rivera aseguró que el cambio social no se da por “arte de magia, por unas elecciones, por decreto o Ley”, sino que se requiere del trabajo, y “si es necesario, la renuncia”, no del esfuerzo.
Al término de la misa, el cardenal no quiso hablar, sin embargo, lo hizo el sacristán mayor de la Catedral, José de Jesús Aguilar Valdés, quien recomendó que durante la Cuaresma la gente “coma como pobre”.
Llamó a la transformación en estas fechas religiosas y dijo que lo importante no es dejar de comer alimentos sino “quizá a alguien le hiciera bien abstenerse del cigarro, alcohol, de la droga y de la corrupción”.
Durante la misa en la Catedral Metropolitana con la que se inició el período de Cuaresma y Vigilia, previo a la Semana Santa, el cardenal Rivera insistió en que la transformación social se logrará sólo si hay una combinación entre sacrificio, renuncia y trabajo.
Al encabezar la ceremonia del Miércoles de Ceniza, Rivera Carrera dijo que la renovación social y personal requieren la reconversión de actitudes diarias.
Al inicio de la Cuaresma, la Iglesia católica señaló que, consciente de la situación de pobreza por la que atraviesan millones de mexicanos, a ellos “sólo les pide realizar acciones de ayuno o abstinencia, de acuerdo con sus posibilidades”.
Recordó que el papa Juan Pablo II ha exhortado a la población católica a dedicar los ritos de la Cuaresma a examinar el trato que reciben los niños en cada una de las familias, en la sociedad civil y en la Iglesia. Al citar el mensaje que el Papa dirigió a los fieles católicos, refirió que existe gran preocupación por aquellos menores que son heridos por la violencia de los adultos, a través de abusos sexuales, instigación a la prostitución, el tráfico y uso de drogas, niños que son obligados a trabajar, enrolados en combates bélicos o aquellos que son víctimas del tráfico de órganos y personas.
En el Semanario “Desde la fe”, la Arquidiócesis del México hace un llamado para poner atención a los más de 128 mil niños que crecen en las calles del país; a los 400 mil que se encuentran en albergues públicos y privados; así como a los 264 mil menores de 12 años de edad, y 910 mil adolescentes de 15 años que trabajan de manera informal en algún sitio de la República.
