Vecinos del lugar temen por su seguridad
Que se reubique o cambie de giro, fue la respuesta de la mayoría de vecinos de las calles Fresno y Zarco, donde se ubica el conocido restaurante-bar, La Casita de Paja que durante el viernes pasado fue clausurado por la oficina de Inspectores Municipales en apoyo a las investigaciones del caso de una mujer agredida física y sexualmente por tres parroquianos, quienes horas más tarde la abandonaron malherida en el Barrio Tierra Blanca.
En un sondeo realizado por El Siglo de Durango tanto en los domicilios contiguos al lugar de Zarco, como de Fresno, hubo opiniones tanto de apoyo a los propietarios como de rechazo al negocio; estas últimas con temor a las represalias, pues decidieron opinar sólo si sus nombres eran omitidos en la publicación.
Como se recordará, de acuerdo con datos de la Procuraduría de Justicia, el jueves pasado una joven de 22 años de edad, cerca de las 06:00 horas, fue socorrida por agentes de la Ministerial en las calles de Bravo y Ocampo, ya que presentaba golpes en el rostro, una herida cortante de aproximadamente diez centímetros en el cuello y además señalaba que había sido víctima de abuso sexual por parte de tres sujetos.
La joven con domicilio en la colonia IV Centenario, según fuentes policiacas, frecuentaba con cierta periodicidad el restaurante-bar, de ahí que los supuestos clientes del lugar la invitaran a continuar la parranda en otro sitio.
Como parte de las pesquisas del paradero de los presuntos agresores, el agente de turno que tuvo a su cargo el caso determinó, con apoyo de la oficina de inspectores, clausurar de manera temporal el antro mientras se llega al fondo del asunto.
De los anteriores hechos, habitantes del lugar fueron consultados para conocer inconformidades, pero pocos se atrevieron a señalar los problemas; incluso, hubo personas que al escuchar el motivo del sondeo cerraron la puerta sin externar palabra.
Casas con enrejados, algunas puertas con mirilla, son imprescindibles para los habitantes del lugar que, sin externarlo, muestran preocupación por su seguridad de abrirse de nueva cuenta el sitio, con excepción de los moradores de la casa contigua marcada con el 108 de la calle Fresno, que, a decir de los residentes, son familiares de los dueños.
Entre los comentarios, una ama de casa indicó que al poco tiempo de cambiarse a unas cuantas casas por calle Fresno, durante la madrugada del mes de agosto del año pasado, le robaron una camioneta estacionada afuera de su vivienda, vehículo que recientemente habían adquirido.
Otro vecino de nombre Joel afirmó que los dueños no son el problema, sino los clientes que durante la madrugada hacen sus necesidades frente a los domicilios, eso sin contar la música de las camionetas y vehículos que se estacionan por ahí.
Temeroso por las posibles represalias de los dueños, a quienes calificó de vengativos, precisó: ?Por nuestra parte, no tenemos temor, sino por nuestros hijos que pudieran ser blanco de alguna agresión, si estas personas se enteran de que hablamos mal de ellos.
?Sería bueno que reubicaran el negocio, o ya cuando menos que lo hicieran tienda, una cosa menos riesgosa?.
Uno de los vecinos de calle Zarco manifestó que desde 1971, fecha en que habitó su actual hogar, el propietario, Ramón Salazar Sierra, se ha dedicado, por la ubicación de su inmueble, al giro de los bares y cantinas; sólo cambiaba de vez en cuando a restaurante para despistar a las autoridades.
?Ahora es uno de sus hijos el que se hace cargo del bar, pero es muy buena persona, no se mete con nadie; incluso, hasta nos cuida, dice, siempre y cuando no le echen a la policía?, señaló.
Al contrario de las anteriores opiniones, otra ama de casa que vive en una de las esquinas explicó que por las noches no hay tales disturbios a partir de que rentaron los otros locales, y refiere: ? ya no se escucha la música a todo volumen como dicen, siempre cierran a la hora y hasta los dueños vigilan en la calle; por eso, en lo que a mí respecta, los problemas serán de las puertas hacia dentro, porque hacia fuera ni nos damos cuenta?.
Inspectores
Niegan clausura definitiva
El encargado de la oficina de Inspectores Municipales, Jesús Torres Saucedo, detalló que la clausura de La Casita de Paja fue a petición del agente investigador, en tanto se llega a la conclusión de las pesquisas sobre la agresión de la joven, y será un juez competente quien determine el momento para que de nueva cuenta abra sus puertas al público.
No es un cierre definitivo, afirmó, ya que, por el anterior cierre, los propietarios promovieron un amparo y les fue otorgado por la instancia federal para reabrir el restaurante-bar; por ello no hay la posibilidad de la clausura definitiva.
Torres Saucedo destacó que en fechas anteriores nunca recibieron quejas de los vecinos; tampoco infringieron el reglamento, pues durante los recorridos, siempre a la hora permitida, encontraban el antro cerrado.
Actualmente, no sólo en el lugar mencionado hay operativos por parte de la oficina, sino que en todos los bares, discos y restaurantes del Centro Histórico y la periferia, con el objetivo de que los dueños no permitan la entrada y venta de bebidas embriagantes a menores de edad, además de cotejar los horarios d