Admite líder minero etapa difícil y baja afiliación
MÉXICO, DF (Reforma).- Los cambios en la estructura productiva y la pérdida de capacidad de negociación de las organizaciones gremiales se ha traducido en una caída en las tasas de sindicalización de diferentes sectores, coinciden diversos especialistas.
En el estudio Estructura sindical y agremiación, Graciela Bensusan, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana y Arturo Alcalde, abogado laboral, sostienen que entre 1984 y 2000 la proporción de trabajadores sindicalizados pasó de 63.9 a 47.4 por ciento en el sector de electricidad y agua, de 50.3 a 18.2 por ciento en el del transporte, de 48.5 a 36.2 en el de minería y extracción de petróleo, de 36.6 a 25.1 en el de servicios comunales y sociales y 30.6 a 15.7 por ciento en el de servicios financieros y administrativos.
Por su parte, David Farris y Edward Levine, especialistas de la Universidad de California en Riverside, aseguran en su estudio El declinar del poder de los sindicatos en México que a nivel nacional la proporción de trabajadores asalariados afiliados a alguna organización gremial cayó del 30 al 20 por ciento en el mismo periodo y en los estados de la frontera norte de 26 a 17 por ciento.
Los trabajadores sindicalizados, además, no cuentan ya con la ventaja de mejores salarios, asegura Mario Zavala, especialista del Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa (IPADE)
“La diferencia entre los trabajadores sindicalizados y los de confianza radica en que los primeros de algún modo tienen garantizado el empleo, pero no en la remuneración”, apunta en entrevista.
De acuerdo con la consultora AON Intergamma el incremento salarial promedio de los trabajadores sindicalizados entre 2000 y 2003 ascendió a 10.3 por ciento, mientras que para los sindicalizados fue de 10.1 por ciento.
Explicaciones
Para Bensusan, uno de los principales factores en la caída de las tasas de sindicalización con el crecimiento del sector servicios y de la economía informal, caracterizados por la escasa o inexistente organización gremial.
Zavala, a su vez, estima que el fenómeno está vinculado a los cambios en la política económica y a la dinámica globalizadora, que han obligado a los sindicatos a negociar y ceder espacios para sobrevivir.
La exposición más continua a la competitividad y la carencia de suficientes fuentes de trabajo, indica, ha debilitado la posición de los sindicatos en la negociación de los contratos colectivos.
Es el caso de Volkswagen, comenta, donde el sindicato tuvo que asumir un nuevo esquema de negociación ante la posibilidad de paros técnicos y despidos.
El especialista admite que en el sector público los sindicatos mantienen aún su capacidad de negociación, lo que les permite compensar con prestaciones el estancamiento salarial; pero esa capacidad, señala, está basada más en el “chantaje” que en la representatividad.
“Tienen los hilos de la mano para paralizar a la fuerza estatal... Hoy por hoy su poder es de tipo político, es el chantaje, ‘si no me das lo que te pido, te paralizo, como en los casos de Luz y Fuerza del Centro, de Pemex o del propio IMSS”, anota.
Enrique Larios, académico del ITAM y abogado laboral, considera que el sindicalismo perdió fuerza en las negociaciones de los contratos colectivos debido a la carencia de nuevos liderazgos y a la politización de las organizaciones gremiales.
Mientras los sindicatos, afirma, no recuperen su esencia que es defender los intereses de los trabajadores, difícilmente habrán de recobrar relevancia en las negociaciones salariales.
En 2000, los incrementos contractuales en revisiones de jurisdicción federal promediaron 12.4 por ciento, 3.4 puntos por arriba de la inflación. El año pasado la diferencia se redujo a 0.8 puntos porcentuales.
Admiten deterioro
Napoleón Gómez Urrutia, líder del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana, acepta que el sindicalismo vive una etapa complicada, donde la capacidad de afiliar a nuevos trabajadores se ha visto debilitada.
Sin embargo, explica, esto se debe fundamentalmente a la falta de empleos y a la compleja situación que vive el país.
“El debilitamiento de los sindicatos es una amenaza real... Generalmente el grado de sindicalización de un país va de la mano de la situación que prevalece en el ámbito social, económico y político... A mayor desempleo, a mayores problemas sociales, el riesgo de perder sindicalizados, es real”, indica.
Por su parte, Tomás del Toro, líder del Sindicato Independencia, que aglutina a los trabajadores de tierra del sector del transporte aéreo, acepta también el debilitamiento de la fuerza sindical, pero sostiene que se debe principalmente a la falta de una política para crear los empleos que requiere el país.
“Hay una relación directa entre tasa de sindicalización y empleos, entonces a menor empleo, menos sindicalizados”, argumenta.