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Plaza pública/Escarabajos

Miguel Ángel Granados Chapa

La versión de que Genaro García Luna podría dirigir la Policía Federal Preventiva, dejando su cargo similar en la Agencia Federal de Investigación, además de ser espeluznante confirmaría que una de las razones de la jubilación de Alejandro Gertz en la Secretaría de Seguridad Pública fue su enfrentamiento con el general Procurador General de la República, Rafael Macedo de la Concha, quien protegió al director de la AFI de las acusaciones formales por actos en que incurrió a su paso por la PFP, a la que volvería con paso de vencedor.

Aun antes de la remoción de Gertz, su oficial mayor Genaro Pérez Rocha había sido escogido como blanco para desprestigiar a Gertz —y por supuesto al propio Pérez Rocha, oficial mayor de la SSP hasta agosto pasado—, a base de señalamientos carentes de sustento que, sin embargo, se filtraban hasta las páginas de la prensa, que daba por ciertas las acusaciones que procedían de fuentes descalificadas.

De ese modo se imputaron a Pérez Rocha, sin fundamento alguno, malos manejos desde la época en que fue director de servicios de apoyo en la SSP de la ciudad de México, también al lado de Gertz Manero.

Cada vez que aparecía en los medios de comunicación un señalamiento contra Pérez Rocha, éste aducía la información pertinente, apegada a la verdad e incluso avalada por sus presuntos acusadores. Y aunque de tanto en tanto sus aclaraciones se abrían paso en la prensa, se ha generado en torno suyo una suspicacia que resienten él y su familia, sobre todo porque no ha prosperado jamás ningún señalamiento formal en su contra.

No fue casual, sin embargo, que apenas salido Gertz de la SSP, se filtrara en la PGR el comienzo de una averiguación previa que tenía a Pérez Rocha como eventual investigado, sin que el trámite haya tenido consecuencia alguna, porque no hay sustancia que lo justifique.

Fue quizá una tardía pero eficaz respuesta a la consignación, esa sí fundada, de 23 funcionarios y mandos medios de la PFP, cuando dependía de Gobernación, realizada por la Secretaría hoy de la Función Pública con base en indagaciones de la administración que Gertz encabezó en la SSP.

Acaso con esa motivación, la campaña contra el ex oficial mayor Pérez Rocha se nutrió del activismo de José Luis Moya, que consiguió introducir en el ámbito de las rivalidades políticas el pernicioso ingrediente de acusaciones en falso, basadas en documentación sustraída ilegalmente de archivos públicos y que, interpretada mañosamente aparecía como denuncia que no prosperaba más que en la prensa desaprensiva.

Moya ha prestados servicios a diputados locales de Acción Nacional en la ciudad de México, que le pagaban por hallar pruebas que implicaran a funcionarios del Gobierno perredista o contra personal del equipo de Gertz. Aunque varias veces algunos se aprovecharon de esa ruin proclividad a robar y deformar información, llegó un momento en que Moya se excedió y fue preciso que en junio del año pasado uno de sus contratantes, el ex diputado Salvador Abascal expresara su distancia respecto de su antiguo colaborador: “En mi calidad de diputado a la Asamblea Legislativa del DF y presidente de la Comisión de Hacienda de la misma, es mi deber aclarar que:

1.- El señor José Luis Moya fungió como asesor de la Comisión de Hacienda en algunos asuntos, pero no del grupo parlamentario de Acción Nacional, ni de ningún otro diputado en particular.

2.- El señor José Luis Moya abusó de la confianza depositada en él, y presentó querellas y denuncias en contra de instituciones públicas federales y locales, sin la autorización del diputado Salvador Abascal Carranza.

3.- A raíz de estos hechos, el señor José Luis Moya fue dado de baja de la plantilla de colaboradores del diputado Abascal en el mes de mayo de 2003. Durante el tiempo en que laboró con el susodicho diputado, fue reiteradamente reconvenido por su indisciplina, por su tendencia protagónica y por el abuso de la confianza en él depositada.

4.- El señor Moya no es ni fue secretario particular del diputado Abascal, cargo que ostenta indebidamente para introducirse engañosamente en las dependencias del Gobierno Federal y local, para obtener información y presentar denuncias no autorizadas.

5.- Por todo lo anteriormente expuesto y por evidentes razones de ética política y responsabilidad profesional, desconozco cualquier actuación que en mi nombre y representación pretenda realizar en lo sucesivo el señor José Luis Moya”.

Tal como había ocurrido cuando fue contratado por Abascal, a su despido Moya encontró nuevos patrocinadores, que por ahora se mantienen ocultos pero cuya identidad no tardará en ser conocida. Son practicantes de una política sucia que se funda en prácticas como las del escarabajo, que se nutre de excrementos.

Hurgar en archivos públicos para obtener documentos escandalosos fuera de contexto, o sonsacar a informantes rencorosos o ignorantes, son algunos de los modos de trabajo del escarabajo humano que, a semejanza de sus congéneres de otra escala zoológica, vive de la coprofagia.

En julio pasado, por cuenta de sus actuales patrocinadores, Moya había recrudecido sus embates contra Genaro Pérez Rocha y, naturalmente, los avivó hace un mes, cuando dejó su cargo de oficial mayor de la SSP. Entonces fue filtrada la nota sobre el comienzo de una averiguación previa en la PGR, filtración que si esa procuraduría fuese habitualmente tan rigurosa como lo es cuando se trata de López Obrador, ya hubiera sido castigada. Sobra decir que nada resultó de tal indagatoria.

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