EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Plaza pública/Sectarismo y clonación

Miguel Ángel Granados Chapa

Ya el Congreso mexicano tomó una decisión contra las prohibiciones para experimentar con células troncales embrionarias humanas. Y sin embargo, en sentido contrario a esa prueba, la más objetiva y válida política y jurídicamente del sentir nacional (puesto que diputados y senadores representan a la nación y a la Federación), el conservadurismo católico y su brazo político, Acción Nacional, se empeñan en que en el orden internacional México adopte una posición que indirectamente pero en el mismo terreno, ha sido rechazada por los legisladores federales.

El año pasado, con motivo de una reforma a la Ley de los Institutos Nacionales de Salud, para crear el de medicina genómica, la fracción panista hizo aprobar en la Cámara una disposición que impidiera la realización en ese nuevo instituto de experimentos de clonación terapéutica con células troncales embrionarias humanas. Pero el Senado enmendó en ese punto la minuta, la devolvió a San Lázaro y allí, al ser abordado otra vez el tema, desapareció la prohibición, con desagrado panista. Eso no obstante, los diputados federales del PAN han vuelto al asunto, ahora en su perspectiva internacional, en demanda de que prospere en la ONU su posición conservadora, que no logró a la postre el asentimiento de las Cámaras.

Ocurre en el mundo entero un debate sobre la clonación. Hay unanimidad sobre prohibir la de carácter reproductivo, pero no sobre los medios para practicar la de carácter terapéutico, una formidable promesa de avance científico, ya en vías de realización, que mejorará las capacidades humanas para enfrentar una gran diversidad de males, entre ellos algunos de extrema crueldad. Hay pareceres contrarios a toda investigación en esa materia, sea para fines reproductivos o terapéuticos y los hay que disputan sobre qué clase de células deben ser utilizadas en las indagaciones, sí sólo las procedentes del cordón umbilical, o también y de preferencia (porque su potencial experimental es mayor) las de embriones humanos.

No se ha podido generar un consenso internacional sobre la materia, por lo que el tema ha ido de moratoria en moratoria. El año pasado México votó en las Naciones Unidas contra la prohibición de ese trabajo científico, propuesta impulsada por el Gobierno de Costa Rica con el obvio apoyo norteamericano. El aplazamiento triunfó apenas, por 80 votos contra 79 y 15 abstenciones. En ese entonces, noviembre pasado, el Parlamento Europeo aprobó, por 300 votos contra 210, la realización de investigaciones con células troncales extraídas de embriones humanos, que el conservadurismo considera un crimen, no obstante que se trata de técnicas de laboratorios que no tienen que ver con la vida humana, como no sea para mejorarla.

Puesto que el jueves y viernes pasados se abordaría de nuevo el tema en la comisión de asuntos legales de la Asamblea General de la ONU, el conservadurismo católico emprendió una vistosa campaña para modificar el voto mexicano, que incluyó una presión partidaria sobre el canciller Luis Ernesto Derbez, no ha mucho integrado al PAN donde actúa con el fuego del catecúmeno.

El miércoles 20 un abigarrado conjunto de organizaciones civiles declaró que “es inmoral y contrario a la ética científica la (sic) clonación reproductiva y lo es también la clonación terapéutica que obtiene células madre de embriones, destruyendo seres humanos vivos”. Por ello demandó que en la reunión de la ONU “México vote a favor de la propuesta de Costa Rica, sumándose a los otros 57 países que apoyan la prohibición de la clonación humana”. Había de todo entre los firmantes de ese llamado, desde el Comité Nacional Provida, cuya probidad está jurídicamente en entredicho, pasando por algunas cuyo nombre revela una gran imaginación (Sí acepto, Propuesta Inteligente, etcétera) y aun empresas mercantiles (constructoras y controladoras de erosión, por ejemplo).

Ese mismo día, Tlatelolco emitió un ambiguo comunicado en que el Gobierno adopta una posición contraria a la que se desprende de las decisiones del Congreso. “Rechazamos -dijo la Cancillería- la clonación terapéutica que utiliza embriones humanos. El embrión humano no puede ser objeto de manipulaciones que conduzcan a su destrucción y eliminación”. Y no obstante esa declaración de afinidad con Provida y anexos, la Secretaría de Relaciones Exteriores intentó apartarse de su postura anunciando que en caso de necesidad votaría por la resolución contraria a la de Costa Rica, presentada por Bélgica, que remite el tema a la legislación de cada país. No hubo necesidad de que México se pronunciara, porque la comisión legal demoró una vez más sus decisiones, al 11 de noviembre. Como el asunto se ha convertido también en tema de la campaña electoral norteamericana (con Bush en la posición conservadora), se dejó pasar el dos de noviembre para reanudar el debate.

Los días siguientes a la declaración de la Cancillería hicieron evidente la causa de su condena a la utilización de embriones en la experimentación con fines terapéuticos. El Episcopado Mexicano exhortó al presidente Fox “para actuar con toda responsabilidad y apego a nuestras tradiciones y valores, rechazando la clonación humana en todas sus formas y propósitos”.

Mientras que los diputados panistas al insistir en el voto por Costa Rica sentenciaron que “la clonación terapéutica... causa necesariamente la muerte del embrión”.

En fin, el fundamentalismo panista, que no sabe leer, amenaza al canciller Derbez con la expulsión.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 116004

elsiglo.mx